Curiosidades · 05 de Feb 2020
¿No logras controlar el mal olor de tus axilas? Los responsables de ello son tu cuerpo y sus bacterias. Aquí te contamos qué te sucede.
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Seguramente luego de varias horas de trabajo, deporte o de estar en un espacio caluroso, comienzas a sentir un olor desagradable. Lo peor de todo es que este olor proviene de tu cuerpo, especialmente de una de las zonas más calientes y olorosas: tus axilas. Es por eso que muchos de nosotros utilizamos productos para contrarrestar esos olores, por ejemplo, desodorante. Sin embargo, no siempre conseguimos buenos resultados y muy a nuestro pesar, sentimos que el desodorante nos abandona.
Pero ¿es culpa del desodorante que sigamos oliendo? No es así.
Nuestro cuerpo posee dos glándulas sudoríparas que se encargan de excretar el sudor. Es decir, que se encargan de eliminar o sacar al exterior sustancias que ya no son necesarias en nuestro cuerpo. Estas glándulas son las ecrinas y las apocrinas.
Las glándulas ecrinas se distribuyen en la superficie de nuestra piel. Básicamente se encargan de la regulación de la temperatura de nuestro cuerpo. Por ello, expulsan el sudor por los poros, los que permiten enfriar nuestro cuerpo. Este sudor no tiene olor y está compuesto por agua y sal.
Por otro lado, las glándulas apocrinas se encuentran zonas con gran concentración de folículos pilosos, es decir vellos. Esas zonas son las axilas, ingles, cuero cabelludo y también los pezones, pies y el ano. El tamaño de estas glándulas, a diferencia de las glándulas ecrinas, es mayor y la forma de salir al exterior es a través del folículo piloso. Algo que sí comparte con las otras glándulas es que el sudor que expulsa no tiene olor ni tampoco color, sin embargo, es grasoso.
Si ninguna de esas glándulas huele ¿de dónde viene el mal olor? La respuesta está en las bacterias de tu cuerpo. Ya sea por el contacto con el ambiente en general, la humedad u otros factores como la falta de higiene, es que aparecen bacterias en la superficie de nuestra piel. El contacto de estas bacterias con el sudor producido por las glándulas apocrinas, crea un reacción que tiene un olor fuerte y para muchos desagradable. Ese es el mal olor que sentimos.
Es importante reconocer si nuestros hábitos de higiene son los adecuados.
Mantenernos limpios puede ayudarnos a eliminar aquellas bacterias. La ropa que ya usamos, por ejemplo, puede tener bacterias, así que no es recomendable volver a usarla. Se dice también que el consumo de bebidas alcohólicas o de alimentos como ajo, cebollas y algunas especias también contribuyen al mal olor. Así que sería importante reconocer cómo reacciona nuestro cuerpo a ellos.
Cabe resaltar que, si notas que ese mal olor afecta tu desempeño diario y no encuentras solución inmediata, debes acudir a un especialista de la salud. Nada mejor que la evaluación y recomendaciones de un profesional para ayudarte con esto.
Ahora que sabes por qué se originan esos “malos olores” y qué debes hacer ¡comienza a ponerlos en práctica¡ Recuerda también que, los olores generados por nuestro cuerpo, no son motivo de burla ni vergüenza. No avergüences a ninguna persona ni mucho menos te cohibas si es que te sucede esto ¡Ayudémonos todos!