Otros · 02 de Mar 2020
Las botellas de plástico pueden desprender sustancias tóxicas cuando están expuestas al calor. En ésta nota te explicamos cómo sucede.
Pixabay/Canal IPe
Casi todo lo que compramos está empaquetado. Y esto aplica también para los alimentos que consumimos. Un ejemplo son las bebidas embotelladas y listas para que nos las llevemos de la tienda. Qué práctico, ¿verdad? Pero no necesariamente es bueno para el planeta, ni tampoco para nuestra salud, ya que las botellas de plástico pueden no ser seguras cuando se exponen al calor.
La mayoría de botellas de plástico que compramos, como por ejemplo las que contienen agua, están hechas de Tereftalato de Polietileno, conocido también como PET. Este material es de un solo uso, impermeable y a la vez fácil de reciclar por su flexibilidad. Además, es un material económico y se encuentra en la categoría 1 de los tipos de plásticos.
Cuando este material se expone al calor, como el interior de un automóvil en un día caluroso, las botellas pueden desprender sustancias tóxicas. Una de esas sustancias es el antimonio, material con el que son fabricados los envases PET.
Según un informe del Departamento de Medicina Física y Rehabilitación e Hidrología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, por debajo de los 60° hay una pequeña liberación de antimonio hacia el contenido de la botella. La fracción de antimonio es muy pequeña, sin embargo, al someterse a temperaturas más altas puede ser nocivo para la salud.
Debemos tener cuidado al consumir bebidas embotelladas expuestas a altas temperaturas. Lo recomendable es reemplazar estos envases por otros más amigables con el medioambiente. No solo por los riesgos hacia nuestra salud, también hay que tomar en cuenta el impacto ambiental que implica el uso desmedido de botellas de plástico.
Una alternativa para reducir nuestro uso, son envases de vidrio, porcelana o acero inoxidable. También puedes utilizar envases libres de BPA o Bisfenol A.
Es mejor reducir nuestro consumo en envases de plástico. Quizá no puede resultarnos muy práctico, pero podemos contribuir con el cuidado de nuestra propia salud y el cuidado de nuestro planeta, es decir nuestro hogar.