Padres · 23 de Ago 2018
Conversamos con un experto de la Policía Nacional para saber más de este gran peligro.
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Vivimos en una era en la que el internet es parte fundamental de nuestra rutina. Desde muy pequeños, los chicos aprenden a navegar en el espacio virtual sin mayor dificultad, muchas veces, sin saber los riesgos que andan sueltos en la red.
Redes sociales, aplicaciones o juegos en línea como el popular Fortnite son blanco fácil para personas que no necesariamente tienen intenciones de jugar sanamente con los chicos. De todos los métodos que usan para captarlos a través de estos canales, el grooming, por ejemplo, es uno de ellos.
El grooming es la modalidad mediante la cual el delincuente se hace pasar otro menor de edad, un personaje o alguna figura de interés del niño para así generar un vínculo de confianza y obtener imágenes o cualquier otro tipo de ventaja sexual que después son utilizados para el chantaje. Gran parte de sus víctimas tienen entre 11 y 14 años; el otro grupo lo abarcan chicos y chicas de 15 a 17 años y un 5% de entre 8 o 9 años.
Al ser un tema complejo de tratar con los chicos, conversamos con David Silva, capitán de la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología de la Policía Nacional del Perú, quien nos explicó más sobre este preocupante fenómeno.
Las plataformas más comunes son Facebook, Instagram, WhatsApp, Telegram, Snapchat. Todas estas redes y aplicaciones de telefonía que facilitan la comunicación son objetivos para que los delincuentes puedan propiciar su delito. Asimismo, cualquier juego en línea que permita chatear y se les ofrezca puntos, vidas o invitarlos personalmente a jugar diciéndoles que cuentan con un X-Box o un PlayStation.
Una de ellas es que el niño no quiera que le vean los chats por nada. Si en algún momento su mamá se lo pide, va a tener mucho cuidado en sacar algo o eliminar. Normalmente los delincuentes los instruyen y el solo hecho que un niño o niña de 12 o 13 años haya mandado sus fotos es un tema de su pudor y obviamente no quiere que alguno de sus padres lo sepa, peor aún si el tipo está amenazándolo con publicar esas imágenes. Cuando se pierde un celular en casa o empieza a vender joyas, por ejemplo, ya es señal de un caso de chantaje o extorsión económica.
Hoy en día la tecnología ha puesto una brecha entre padres e hijos. Todo el mundo está pegado al smartphone, la computadora, chateando o jugando en línea. La mitad de su vida está haciendo eso y la otra mitad está dividida en el colegio, el trabajo, los quehaceres de la casa y quizá un 1% en relacionarse con la familia. Esto ha provocado que cuando se presente un caso de grooming u otro delito sexual, los padres no sepan qué hacer. Por impulso pueden aplicar un correctivo equivocado cuando lo primero es atender. Uno tiene que ser lo más inteligente posible para tratar de hablar con el niño, qué es lo que pasó y que cuente, para lo cual se debe construir un puente de comunicación y relación con ellos.
Mediante un control parental integral. Las computadoras tienen funciones para restringir y limitar el acceso del menor algunas funciones de la computadora como descargar archivos, a ciertas páginas web o el internet por completo. Navegadores como el Chrome o el Firefox tienen configuraciones para bloquear sitios web nocivos o los que tengan palabras como “sexo” o “drogas” y evitar que estos resultados aparezcan a la hora que el menor navegue. Manualmente, uno puede revisar el historial para ver qué páginas se visitaron. En las redes sociales, podemos configurar el teléfono para que Facebook nos envíe una segunda clave para acceder a la cuenta o limitar el álbum de fotos y posts que publiquemos.
Si un padre va a dejar que el niño o niña tenga una red social tiene que ser consciente que la red no se hace responsable del uso o el mal uso ya que protege sus propios intereses. Al acceder a que tengan un perfil, nosotros debemos manejar la cuenta, la contraseña y ver en qué momento el menor entra o en todo caso que nos dé el celular y ver. Si el padre no va a tener acceso, no sabe con quién se comunica su hijo, estará bien expuesto.
Hablando en ese contexto, podemos hacer lo siguiente:
Si están en Facebook o WhatsApp, decirles que ninguna persona, ningún contacto puede hostigarlos o hablar de temas incómodos como el texto.
Cuando las agreguen personas que tienen 10 amigos o cinco, no hay que creer fácilmente y agregarlos. Tenemos que conocer a la persona y hasta llamarla para confirmar su identidad por si es el nombre de un conocido nuestro.
Evitar publicar en tiempo real todas las cosas porque así le estamos dando nuestra vida y hábitos al delincuente.
Evitar fotografías que expongan mucho, sobre todo en la parte sexual. A veces se puede pecar de exhibicionismo, algo que captará la atención del agresor.
El capitán también nos cuenta que el año pasado, en esta misma época, las denuncias llegaban a 150 casos, pero que gracias a campañas realizadas en colegios, se logró reducir a unas 60 hasta el presente mes.
Recordemos que estos peligros están presentes en todos los dispositivos con conexión internet que los chicos manejan a diario. Si detectamos un caso de grooming, no dudemos en brindarles nuestro apoyo y conversar sobre el tema para superarlo juntos. La seguridad de los chicos depende de todos nosotros.
Teléfono: 431 – 8898
Correo: pornografíainfantil@policiainformatica.gob.pe