Martina está muy triste, su perro Tato ha muerto. Esto la lleva a reflexionar junto a Rigoberto sobre hacia donde van las personas cuando se muere. Tal vez se van a otro mundo o simplemente se quedan en nuestro corazón para siempre.
Martina y Rigoberto son dos amigos que en los recreos se sientan en la banca del patio de la escuela a comer su lonchera y conversar sobre todas las cosas que suceden a su alrededor.