Padres · 09 de Ene 2019
Una gran opción para aprender jugando.
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Desde siempre han existido diversas opciones de cursos para que los niños le saquen el jugo a las vacaciones. Pero en los últimos años han aparecido nuevas experiencias que buscan ayudarlos a solucionar los problemas de modo creativo y a pensar fuera de la caja. Este es el caso de la robótica, una disciplina perfecta para complementar la enseñanza clásica.
Pero, ¿qué es? la robótica es una técnica que se utiliza para diseñar y construir robots o aparatos para que realicen acciones específicas.
Estos son algunos beneficios de acercar a los niños a esta disciplina:
1. Mejora la autoestima y genera autonomía. Al ver que sus conocimientos pueden ser aplicados de forma práctica se motivarán y buscarán nuevos espacios de aprendizaje.
2. Enseña otra cara de los dispositivos tecnológicos. Aprender robótica es una manera de incentivar el uso responsable y creativo de la tecnología.
3. Promueve un entorno colaborativo. Lejos de enfocarse en el individuo, fomenta la colaboración y los entornos participativos gracias a que se necesitan diferentes habilidades para construir un robot. No todos los niños serán buenos construyendo una maqueta, ni destacarán programando su movimiento, pero con la suma de sus diferentes capacidades aprenderán a superar retos en conjunto.
4. Mejora la tolerancia a la frustración. Uno de los principales problemas actuales entre niños y jóvenes es la poca tolerancia a la frustración. A través del conocimiento científico que adquieren al aprender robótica, se darán cuenta que equivocarse es normal y crearán estrategias para superar las dificultades.
5. Desarrolla la inteligencia lógico-matemática. Mientras se divierten, irán ejercitando su pensamiento lógico resolviendo problemas para que sus construcciones sean funcionales. Además aprenderán nociones básicas de electrónica, física, mecánica y programación y entenderán la importancia de estas disciplinas para que las máquinas funcionen.
Lo interesante de la robótica es que se adapta a todas las edades. Incluso niños de dos o tres años pueden empezar en este mundo con proyectos sencillos y dirigidos.
Todos los niños nacen siendo científicos en potencia y sintiendo mucha curiosidad por el mundo que los rodea, con esta opción podrás llevar ese interés innato de tu hijo al siguiente nivel y quién sabe, quizás hasta le sirva en un futuro profesional.