Pequeños puntos peligrosos: Los lunares

Todos sabemos que los lunares son puntitos oscuros que aparecen en nuestra piel. Técnicamente son acumulaciones de células de pigmentos de piel llamadas melanocitos.

Una persona puede desarrollar lunares hasta los 40 años y luego empiezan a desaparecer. Pero sabías que al menos una de cada diez personas puede desarrollar un lunar atípico que tiene probabilidades de convertirse en melanoma, un tipo de cáncer.

Desde hace algunos años, en varias zonas del Perú se llegan a presentar niveles de más de 19 puntos en el índice establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), logrando el récord mundial de los niveles históricos más altos en radiación ultravioleta (UV). La exposición prolongada al sol nos predispone al envejecimiento prematuro, quemaduras solares y contraer tumores malignos que son más pequeños de lo que podríamos imaginar.

Es importante saber que la radiación es constante durante todo el año, así se presenten días nublados, lluvias o nos encontremos en invierno. Por ello, aquí te dejamos cuatro indicadores de lo que deberías sospechar.

1. Bordes irregulares

Los lunares por lo general son circulares o puntitos oscurecidos sobre tu piel. Si notas que no tienen una forma definida y tienen bordes difusos o extendidos podría ser una mancha maligna.

2. Extensión

La mayoría de los lunares son pequeños. Tienen entre 2 o 3 milímetros de diámetro, un lunar sospechoso crece con un diámetro mayor a  6 milímetros.

3. Color

Los lunares rojizos podrían alertarte sobre algún problema en tu piel, si la extensión de tu lunar es anormal y se combina con otros colores y con zonas blanquecinas es posible que sea riesgoso.

4. Evolución

Si crees que uno de tus lunares puede ser sospechoso y crece muy rápido, cambia de color inesperadamente y tiene una textura diferente podría tratarse de un melanoma. Es urgente que acudas a un especialista.

¿Cómo prevenir?

La forma más efectiva de protegerse de la radiación UV es no exponerse al sol, pero no siempre eso es posible. El trabajo, un día de playa o de paseo por la ciudad pueden afectar nuestra piel si no estamos protegidos. Aquí te dejamos unas recomendaciones en casos que debamos estar al aire libre.

+ Aplica crema con protección solar al salir de casa  y en intervalos de dos horas. Lo recomendable es adquirir un bloqueador que tenga protección contra los dos tipos de rayos ultravioleta, UVA y UVB. Los rayos UVA envejecen las células de la piel y dañan el ADN de las mismas predisponiendolas a contraer cáncer. Y por su parte los UVB, causan principalmente las quemaduras solares que pueden llegar a ser de gravedad.

+ Protege tus ojos invirtiendo en lentes de sol con protección UV, no tienen que ser un modelo de moda. Asegúrate que cuenten con una certificación y la categoría de filtro adecuada para el uso que le darás. Sospecha de las gafas solares de bajo costo, usualmente no tienen la medida estándar necesaria para proteger nuestra vista del sol.

+ Aliméntate con productos que contengan omega 3 –como pescados de carne oscura o chía– ayudarán a protegerte por dentro. Incluye en tu dieta alimentos de color azul o morado, como maíz morado, uvas, frambuesas ya que tienen un fotoprotectores, y frutas ricas en agua como la naranja, sandía y manzana así como alimentos verdes que contienen flavonoides que protegen a la piel de los efectos del sol.

Muchas de estas medidas deberíamos incluirlas en nuestra rutina diaria, como el uso de cremas protectoras antes de salir de casa o alimentarnos sanamente. Es importante recordar que el cáncer puede aparecer sin aviso y es necesario ser conscientes que los controles médicos anuales son primordiales para la prevención.

La Liga Contra el Cáncer realiza campañas de despistajes de cáncer de piel, síguelos en Facebook en este enlace y entérate de sus campañas aquí.