Artes · 29 de Abr 2019
Este artista de Villa Rica se cansó de las acuarelas y decidió que quería empezar a pintar sus cuadros con café puro.
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Wilmer Pardo estudiaba ingeniería ambiental, pero su pasión siempre fue pintar. Un día un problema de salud lo obligó a dejar la carrera y lo que parecía una mala noticia se convirtió luego en el mejor giro que su vida pudo tomar.
Con todo el tiempo libre que tenía volvió a esa vieja pasión, agarró un lápiz, un borrador, carboncillo, algunas acuarelas y sin un curso o un profesor, decidió que su única meta sería la de superarse a sí mismo.
Su principal inspiración fueron los paisajes del distrito donde nació: Villa Rica, rodeado de grandes árboles verdes y de los cultivos de café de su familia. Fue este último elemento el que sumó a sus creaciones por consejo de sus padres. ¿Por qué no pruebas con nuestro espresso?, le dijeron.
Empezó haciendo siluetas, luego rostros y terminó creando su propio universo que se caracteriza por incluir elementos de la naturaleza.
“He sido autodidacta, pero no ha sido fácil. Me costó lograr que el café pudiera fijarse al lienzo para crear cuadros que duren en el tiempo”, cuenta. Tuvo que pasar por jornadas intensas de tostado y miles de pruebas de textura para conseguirlo.
Él explica que puede demorar hasta una semana en terminar una pintura, ese es el tiempo que le toma preparar el café, hacer los trazos, los detalles y dejarla secar. Pero también hace ilustraciones en un día. Eso lo ha logrado con la práctica.
El camino de Wilmer apenas ha comenzado. Con 19 años su sueño es ingresar a la Escuela de Bellas Artes para perfeccionar su técnica y cruzar fronteras.
Algunos de sus cuadros se exhiben y venden en el café Omma de Barranco. Pero si quieres ver más creaciones suyas puedes seguirlo en Instagram. ¿Te animarías a pintar con café?