Curiosidades · 25 de Jul 2019
Enzo Romero es uno de los fundadores de esta iniciativa que busca crear prótesis accesibles para todos.
Difusión
“Dando una mano” es una iniciativa que nace dentro de un laboratorio de trabajo de la PUCP y se pudo desarrollar gracias a la Oficina de Innovación de la misma casa de estudios. El proyecto realiza prótesis mecánicas, que usan la señal de los músculos como motores para que los sensores puedan leer esta actividad y con eso activar el movimiento de los dedos.
«Yo nací sin una mano, entonces siempre quise poder hacer una prótesis para mí, nos cuenta Enzo Romero, uno de los creadores del proyecto. Esto fue lo que lo motivó a estudiar ingeniería mecatrónica y a ingresar a trabajar al laboratorio dentro de la universidad.
Sin embargo, fue cuando Enzo empezó a hacer su tesis, que tuvo cifras reales. «somos 2.4 millones de personas en países en vías de desarrollo, ya sea por amputación congénita, como en mi caso, o accidentales. En Perú somos alrededor de 2600 personas», detalla Romero.
Actualmente, se reportan 40 casos al mes de accidentes laborales en el Ministerio del Trabajo, personas que pierden un dedo, una mano o se lastiman lo suficiente como para no volver a usar una extremidad. Esa cifra aumenta al saber que Perú tiene una informalidad de 70% y la cifra que maneja el Ministerio pertenece solo a las empresas formales.
Por otro lado, los precios de las prótesis son muy elevados, lo cual hace que no todas las personas puedan adquirirlas. Una prótesis de garfio, por ejemplo cuesta entre 4000 y 5000 soles o una mano robótica importada cuesta 25000 soles. Algo que es impagable para la mayoría de personas. Las prótesis de “Dando una mano”, cuestan aproximadamente 2500 soles, y existe un programa de financiamiento para quienes deseen acceder a ellas.
«Yo creo que en el Perú existen dos tipos de inconvenientes: uno tecnológico, ya que no existen suficientes iniciativas que se dediquen a hacer tecnología de asistencia. Y otro del tipo legal, pues no tenemos suficientes leyes para personas con algún tipo de discapacidad», opina Enzo.
Para Enzo es importante que exista una fase previa y posterior a la prótesis. En la fase preprotésica, un terapista ocupacional evalua si la persona está preparada para usar alguna prótesis. También hay una evaluación psicológica, porque es probable que la persona no esté preparada para asumir que no va a tener una mano como la que tenía antes, es necesario que la persona asuma el duelo de haber perdido una parte de su cuerpo.
Una vez que pasa ese proceso, el área de diseño e ingeniería realizan la prótesis personalizada. Se utiliza un scanner, tanto para procesar el miembro de referencia y la sección amputada. Este proceso es tan preciso que con las dimensiones de un solo dedo se puede generar la forma y volumen total de la prótesis.
Luego de que se elabora la prótesis, se puede pasar a la fase postprotésica, en donde nuevamente el terapista ocupacional está presente para enseñarle a utilizar su prótesis. El paciente vuelve a recibir un acompañamiento psicológico.
Todo el proceso tiene una duración aproximada de tres a cuatro meses. «Nuestra meta es conseguir que con la prótesis la persona pueda reintegrarse laboralmente. Las prótesis son los suficientemente resistentes tanto para hacer labores en casa como en un trabajo», explica Enzo.
Entre sus principales planes está poder llegar a otras regiones del Perú, a donde aún no llega este tipo de proyectos. De igual manera, Enzo tiene pensado llevar el proyecto a países como Ecuador y Bolivia, en donde la situación es similar a la de nuestro país. Además, otra de las metas es abaratar costos, para que las prótesis puedan ser más accesibles. «Estamos haciendo las pruebas para realizar prótesis con plástico reciclado, lo cual permitiría abaratar costos», finaliza Enzo.