Curiosidades · 09 de Ago 2019
Con solo 19 años, el estudiante de ingeniería agronómica tiene grandes planes para transformar su región.
Pronabec / Canal IPe
Teodoro Quispe Vilca tiene 19 años, pero por su forma de hablar parece una persona mucho mayor, eso es quizás porque ha pasado la última década trabajando junto a su mamá para mantener a su hermanos menores.
Ellos pertenecen a la comunidad campesina de Malliripata, distrito de Ayaviri, a dos horas en auto de la ciudad de Puno. Como muchas familias de la zona, los Quispe Vilca se dedican a la ganadería y agricultura, principalmente a la producción y venta de leche de vaca. Lamentablemente, a pesar de sus esfuerzos, muchas veces el dinero que entraba solo alcanzaba para los gastos básicos. Así fue como Teodoro decidió que se esforzaría al máximo en el colegio para convertirse en un excelente profesional.
“En el colegio me fue bien, tuve muy buenas notas y conseguí diplomas. Al terminar me mudé a Puno a vivir solo y postulé a la Universidad Nacional del Altiplano para estudiar ingeniería agronómica. Aunque ingresé en el primer intento y ocupé el primer puesto de toda la escuela profesional, me preocupaba mi economía. Mi mamá solo podía enviarme 50 soles a la semana”, dice.
Pero la situación cambió en 2017 cuando ganó el concurso Beca Permanencia del Pronabec, al tener todos los gastos cubiertos, pudo dedicarse completamente a sus estudios.
“Me enteré del concurso y postulé. Después de 15 días se comunicaron conmigo y me dijeron que me darían la beca. Cuando mi familia se enteró, saltaron de alegría”, cuenta.
Ahora Teodoro ha logrado sacar adelante su negocio propio: la crianza tecnificada de cuyes. Un modo de crianza en el que se emplean conocimientos basados en investigaciones que permiten mejores resultados.
“La ganadería de Ayaviri necesita conocimiento, en especial métodos científicos. Cuando termine mi carrera me voy a enfocar en ese aspecto para transformar primero a mi provincia y luego a mi región. Puno tiene un gran potencial turístico y ganadero, por eso quiero trabajar junto a los mejores profesionales para hacer del Perú un lugar mejor”, dice.
A pesar del prometedor futuro que le espera, él confiesa que sigue sintiéndose como el mismo pequeño que paseaba y ordeñaba vacas cada mañana con una sonrisa, antes de salir corriendo al colegio.
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