Ecología · 16 de Feb 2018
Este emprendimiento revaloriza el uso de plantas medicinales y busca empoderar a las comunidades rurales productoras de estos insumos.
Canal IPe
Paloma Duarte y Luis Bazalar son dos ingenieros forestales que desde la universidad idearon Misha Rastrera, un proyecto de herbolaria, cosmética natural y fermentación saludable que fomenta el uso de la medicina tradicional basado en la poderosa sabiduría de nuestros pueblos.
Misha Rastrera elabora productos medicinales con insumos provenientes de plantas, hongos y bacterias. No solo se diferencia por ser un emprendimiento ecológico, también busca consolidarse por ser sostenible, sustentable y de comercio justo.
Conversamos con Paloma Duarte, CEO fundadora, para que nos cuente más sobre este proyecto.
Somos de la Universidad Agraria de la carrera Ingeniería Forestal. Todo empezó cuando estábamos en un viaje y conocimos una comunidad que producía aceites esenciales y nos pareció increíble, conectó perfecto con nuestra idea de terminar la universidad y hacer algo relacionado a la etnobotánica, a poner en valor la biodiversidad y el conocimiento ancestral de las comunidades y pueblos de nuestro país.
Comenzamos a investigar y a viajar mucho gracias a lo que estudiamos, aprovechamos cada viaje para contactar con proveedores, productores e ir desarrollando esta marca, que más que una marca es un proyecto de vida para nosotros.
La Misha Rastrea es una planta que convierte en gatos a las personas, el efecto que hace en tu cuerpo es como convertirte en un animal.
Estábamos en Huanchaco, Trujillo, y escuchamos sobre la Misha Rastrera. Una planta que se usa en la medicina del norte de nuestro país. Los chamanes y brujos la usan como plata de adivinación, que se usa para rastrear y buscar. Es un nombre tradicional del norte del país y nos pareció interesante. Dijimos “si queremos poner en valor la herbolaria nacional usemos una planta y pongámosle el nombre de una que impliqué contarle una historia a la gente sobre aquellas que probablemente no conocen y que se usan sagradamente por las comunidades”.
Trabajamos líneas en las que tratamos de satisfacer todas las necesidades de la gente que quiere cambiarse a la herbolaria ecológica. Trabajamos desde tinturas, que son medicina en base a plantas maceradas, aceites esenciales en su manera segura y óleos aromáticos. Tenemos una lista de 24 plantas diferentes, algunas son de sabiduría ancestral del mundo, como el romero o la lavanda; pero hemos introducido aceites que la gente no conoce, que son plantas aromáticas de nuestro país que tiene una potencialidad en aromaterapia como el piri piri del amor, sacha limón, molle y el cedrón.
Casi siempre llegamos a estas por los viajes. Hemos sido voluntarios de Conservamos por la naturaleza y nos ha hecho conocer un montón de gente increíble que produce en el bosque. Por esos viajes también hemos conocido comunidades que nos han contactado. Siempre que pensamos en un insumo, aparece alguien que lo podría producir, que tiene la potencialidad para hacerlo o que ya lo hace. Lo que hacemos es contactarnos y llegamos a acuerdos de voluntad, buena fe y confianza, que es algo que se ha perdido mucho. Solicitamos que toda la producción sea ecológica, si es que no conocen los conceptos los ayudamos.
Trabajamos con comunidades de la costa, sierra y selva, por ende los diálogos son diferentes y las formas de trabajo también. Pero en el fondo lo que buscamos es que todas reciban el precio justo por su producto y que puedan animarse a introducir productos nuevos de sus saberes.
Creo que el orgullo y el sentido de identidad de las personas van mucho más allá de la plata. Es muy importante el fortalecimiento de las identidades, porque sin identidad un pueblo dejará de producir y de consumir lo que tiene. Eso pasa un montón. Pensemos en el café, el Perú tiene un café maravilloso, pero la gente toma el importado porque no hay una identidad, no se promueve el consumo de lo propio y de ser orgulloso de lo propio. Creemos que poner en valor no solamente es un cliché que suena bien, sino que significa la recuperación de nuestra identidad. Sé que la gente es feliz cuando siente que una persona está usando algo que a él le enseñaron sus abuelos, ese cambio es mostro. Siento que al final la gente se siente orgullosa, se anima y se empodera y va a estar mucho más presta a defenderlo.
Cuéntanos, ¿Conoces otros proyectos que se basen en los conocimientos ancestrales de nuestros pueblos?