Las historias detrás de Ruraq Maki

“Namora es conocido como la “tierra de las guitarras”, porque en este distrito se mantiene la tradición de lutieres, artesanos constructores de instrumentos musicales de cuerda. Mi padre nos enseñó este arte, junto a mis tres hermanos. Esta tradición viene desde hace unas cinco décadas, de generación en generación. Mis hijos también están aprendiendo este trabajo. Para hacer una guitarra nos lleva alrededor de un mes de producción.” (Tolentino Zelada Romero, Namora, Cajamarca)

“Desde pequeño me inculcaron el amor por el arte amazónico mediante el uso respetuoso de los materiales y recursos de la región. Mi madre es artesana y me enseñó este arte. Me dedico al tallado de madera y a hacer instrumentos musicales a base de tutuma (fruto). Nosotros no tumbamos árboles, sembramos los árboles y cosechamos las frutas para hacer este arte amazónico. Somos respetuosos con la naturaleza” (Alex Wender Mermao, Iquitos, Loreto)

“Nuestros productos son elaborados a base de lana de oveja, fibra de alpaca y teñidos naturales que hacemos con plantas y yerbas. Mi mamá me enseñó este arte a la edad de los 6 años. Este arte es el sustento de mi hogar, no solo de este, sino de muchas familias del Perú. Nuestros bordados, a través de la iconografía, manifiestan las costumbres propias de nuestra población aymara” (Margarita Atencio - Asociación de Artesanos Pequeña Roma, Chucuito, Puno)

“Soy de Pucará, tierra de artesanos de los toritos de Pucará. Mi bisabuelo trabajaba la cerámica y me ha trasmitido este arte a la edad de 10 años. Cada pieza de cerámica vidriada como toritos, jarrones, vasijas cerca de 8 días de producción. Para dedicarse a esta actividad una persona debe tener mucha paciencia y perseverancia en el proceso de preparación de las cerámicas” (Aurelio Mamani Huamán, Lampa, Puno)

“Mi mamá me enseñó el arte de diseñar kené a los 20 años. Hacemos la cerámica arcilla con cenizas de la corteza del árbol apacharama. Asimismo, también hacemos bordados y collares. Nuestras vasijas joni shomo, decoradas con rostro humano en la parte superior  que se usan para contener masato, son una de las obras más relevantes de nuestra artesanía” (Sandra Pacaya Panduro - Familia Panduro, Yarinacocha, Ucayali)

“Desde pequeño quedé asombrado con los juguetes, por eso con el paso del tiempo quise convertirme en juguetero. Me dedico profesionalmente a hacer juguetes desde hace más de 10 años. La mayor parte de mi trabajo está hecha en madera. Las piezas que elaboro tienen complejos mecanismos, que mediante pesos, ejes excéntricos, asombran por su movilidad y equilibrio” (Franklin Álvarez Tunque, Wanchaq, Cusco)

“Aprendí el arte de la imaginería gracias a mi padre. Él me enseñó las técnicas y las formas de los retablos. Hoy sigo su legado. Junto a mi familia elaboramos este arte tradicional. Gracias a la imaginería he podido viajar a diferentes países. Nuestros retablos se caracterizan por la representación jerárquica, en mayor tamaño los personajes relevantes y el pueblo en miniatura extrema” (Jesús Urbano Cárdenas, Ayacucho)

“Soy representante de la Asociación de madres artesanas que está conformada por 75 mujeres. Aprendí a la edad de 8 años, mi mamá me enseñó este arte. Toda la producción que hacemos es hecha a mano y es del material paja toquilla. Confeccionamos  sombreros, paneras, fruteros, carteras, artes, etc. Utilizamos una diversidad de puntos, como el llano, tul, calado, trenzado, zigzag” (Mercedes Flores – Asociación Virgen del Perpetuo Socorro, Catacaos, Piura)

“Mi abuelo me enseñó a los doce años a bordar para poder vivir de este trabajo. En la actualidad trabajo junto a toda mi familia. Mi hijo que tiene 12 años ya aprendió a bordar. Confeccionamos trajes tradicionales: monteras, polleras y fajines hechos a medida. La técnica que utilizamos se le conoce como maquinasqa (hecho a máquina)” (Tomas Jancco, Quispicanchi, Cusco)