Identidad · 02 de Abr 2019
'Quechua Para Todos' busca volver a darle valor a esta lengua milenaria.
Freepik / Canal IPe
Conversamos con Luis Páucar, director de 'Quechua Para Todos' para que nos cuente más del trabajo que realizan él y su equipo para lograr que cada vez más peruanos se familiaricen, aprendan y entiendan la importancia de preservar una de nuestras 47 lenguas originarias.
Las estamos perdiendo porque los que sabemos hablarlas las hablamos cada vez menos, más aun en las ciudades grandes. Sin embargo, en los últimos años ha crecido la necesidad de revalorar nuestra cultura, al menos eso he notado en el caso particular del quechua. Cada vez más peruanos se interesan por saber quiénes son y de que están hechos.
Es una lengua aglutinante y sufijante. Los sufijos son elementos que van agregándose a la raíz o base, modificando el significado cada vez. Algunos sufijos tienen más de un significado que se determina con el contexto.
Al aprender quechua se tiene una nueva mirada hacia el otro, porque esta es una característica del mundo quechua: el profundo respeto por los demás, por la naturaleza, los cerros, el agua. También es importante porque a través del quechua podemos preservar los valores andinos como el ayni que es una forma de trabajo colaborativo para lograr objetivos entre familias y la minka que busca obtener beneficios para toda la comunidad.
Cada vez más peruanos se interesan por saber quiénes son y de que están hechos.
Además de los valores andinos, los sufijos del quechua expresan significados muy valiosos que el castellano o el inglés no tienen. Por ejemplo, el validador -m/-mi expresa el grado de certeza de lo que decimos. No podemos usar estos sufijos en primera persona si no somos testigos de un hecho. Si digo “Claudiam mikurqun (Claudia acaba de comer)”, al utilizar el sufijo -m al lado del nombre Claudia, estoy diciendo que me consta que ella acaba de comer.
El quechua no es difícil, al contrario, tiene la ventaja de la regularidad en su estructura. Como es natural, al hablante de español le va a costado acostumbrarse al manejo de sus sufijos al inicio, pero luego se va a ir adaptando.
Soy bilingüe de nacimiento y mis primeros nueve años los viví en Chuschi, Ayacucho, en un contexto más quechuahablante. Aprendí, como muchos quechuahablantes de mi generación, a leer primero en español. Nadie te enseñaba a leer en quechua, así que se podría decir que fui autodidacta.
En la universidad le enseñaba quechua a mis amigos y cuando me gradué, comencé a trabajar en zonas rurales de Ayacucho, Cusco y Huancavelica. Ahí me di cuenta de la baja calidad de servicios que se le da la población quechuahablante. Cuento esto porque sé lo que es vivir en un país fragmentado y estas situaciones difíciles, muchas incluso de maltrato, alimentaron mi sueño de lograr que todos ellos puedan aprender a leer y escribir en su lengua. En 2013 junté a un equipo de personas en la ciudad de Huanta para diseñar cursos inicialmente para profesores, en 2015 nos mudamos a Huamanga y desde 2017 estamos en Lima, donde la acogida a nuestros eventos ha sido masiva.
Entre las palabras más fáciles de aprender tenemos wawa (bebé), sunqu (corazón), mikuy (comer), upyay (bebé), puñuy (dormir) y kuyay (amar).
Al inicio fue complicado porque la organización se sostiene con voluntarios que ofrecen su tiempo de manera incondicional. Gracias a ese compromiso hemos llegado a distritos como Carabayllo, Ate, Los Olivos, San Martín de Porres, San Miguel, Magdalena y Villa El Salvador. El ayni, ese valor que nos han legado nuestros antepasados, está más vivo que nunca en nuestras actividades. Todos nuestros cursos son totalmente libres y gratuitos. Entre las experiencias más valiosas están los grupos que se han consolidado y han logrado continuidad desde su propio esfuerzo. Una muestra clara es Villa El Salvador, donde los mismos participantes están organizando actividades que les permitan seguir aprendiendo.
Los talleres constan de ocho sesiones. En cada clase, hacemos uso de un manual básico que hemos desarrollado nosotros mismos, así como también de un diccionario práctico para los primeros niveles de aprendizaje. Nuestra metodología se construye de forma participativa, todos los miembros compartimos experiencias personales, estilos de enseñanza y discutimos bibliografía especializada.
Queremos expandir la enseñanza del quechua en Lima, Ayacucho y Huancavelica. Actualmente estamos desarrollando talleres en tres universidades nacionales de Lima y hemos estado en ocho municipalidades distritales. Estas son acciones que queremos continuar. También estamos elaborando material de apoyo (audiovisual y escrito) y buscamos instituciones que nos ayuden difundiéndolo de manera masiva. Otro de nuestros retos es trabajar la lecto-escritura en personas adultas quechuahablantes en Lima y provincias y aspectos de salud mental a los que evidencian algún problema en el aspecto emocional, todo eso a través de la revalorización del quechua como idioma y cultura.
Si quieres enterarte de las fechas de sus talleres y otras actividades puedes hacer click aquí.