Identidad · 03 de Abr 2019
El butsudan es un mueble que puede encontrarse en varias familias Nikkei. Este llegó a Perú junto con la migración de las primeras familias japonesas.
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Hace más de un siglo recibimos en nuestro país a las primera generación de japoneses, hoy en día, se calcula que la comunidad japonesa en el Perú incluye más de 50 000 personas, que van hasta la quinta generación de descendientes. Para afianzar esta relación entre peruanos y japoneses, el 3 de abril de 1989 se instauró el Día de la amistad Peruano Japonesa.
Junto con los miles de migrantes japoneses que llegaron a Perú, llegaron también sus tradiciones y costumbres, entre ellas está el butsudan. Este es un mueble que representa a un altar casero, el cual tiene como finalidad honrar a los antepasados de la familia que lo posee.
La historia de este mueble empieza en India, cuna del budismo. Ahí las familias ya tenían altares gigantes en donde ofrecían ofrendas a Buda. Luego este llegó a China, Corea y finalmente a Japón, en donde la principal religión era la Shinto.
El butsudan es un mueble con puertas, similar a un armario, dentro del cual se encuentran tablas, llamadas ihai, las cuales tienen grabadas los nombres de los antepasados de la familia. Inicialmente, los familiares eran representados solo a través del ihai, pero tras la invención de la fotografía, se empezó a incorporar fotos de los parientes en el altar.
Otros elementos que complementan el butsudan son el senko, un incienso que se debe prender cuando alguien está orando o presentando ofrendas al butsudan. Por otro lado, es muy importante colocar algún recipiente con agua, ya que además de ser un elemento purificador, se cree que en donde descansan las almas de los antepasados no habría agua. En contraste al agua, debería haber también velas. Y, finalmente flores. Estas nunca deberían estar marchitas, ya que representan la vida.
Joseph Kozono, especialista en cultura oriental, recomienda visitar el butsudan dos veces al día «cuando uno se despierta y cuando se acuesta, es una manera de decir buenos días y buenas noches a los ancestros, son ceremonias de unos minutos. En cuanto a la losa se recomienda que sea blanca, en Lima las conseguimos sin problemas, que sean delicadas y pequeñas, al estilo japonés. Luego hay que ir buscando cosas especiales para ir colocándolas. Por ejemplo, hay personas que ofrecen té en la taza especial del abuelo, es una cosa muy simple», añade a sus recomendaciones.
El butsudan se pasa de generación en generación, tradicionalmente al hijo hombre. Cuando este lo recibe, no puede ser colocado en cualquier lugar de la casa, es el yuta (sacerdote japonés) quien a través de un ritual elige el lugar donde debe ser colocado. Además, ella es la responsable de hacer la ceremonia en donde el ihai toma relación con el alma del pariente fallecido.
Cada familia, no importa el origen, tiene alguna tradición particular que va más de una generación con ella ¿Cuál es la tuya?