Identidad · 08 de Feb 2017
El 5 y 6 de febrero fueron los días centrales de la gran fiesta de la Virgen de la Candelaria en Puno. Estas fotos son el testimonio de una joven bailarina en una de celebraciones más grandes del Perú.
Vere Espinoza
Este año tuvimos la oportunidad de vivir de cerca la fiesta de la Candelaria. Aquí conocimos a Fiorella Valladares, integrante de Los Caporales Centralistas Puno, quien desde hace tres años baila en la festividad en honor a la Virgen de la Candelaria, imagen a la que de cariño llaman “La Mamita”. Fiorella nos invitó a acompañarla en su proceso de preparación y además nos contó algunos detalles y curiosidades sobre lo que viven los caporales durante febrero en Puno.
“A las seis de la mañana debo estar lista para ser peinada y maquillada, pues a las 8:30 de la mañana salimos desde la costanera, a orilla del lago Titicaca, para rendirle un saludo a la Virgen de la Candelaria”.
“No importa si la estamos pasando mal, si nos duelen los pies o si las costuras del traje nos rozan la piel. Siempre debemos estar contentos para el público y la Mamita, es importante demostrar alegría y energía en las largas horas de baile que afrontamos”.
“Pertenecer a una agrupación es casi como ser una familia. Nos apoyamos los unos a los otros. Por ejemplo, bailar aquí es un poco caro. En promedio se gastan más de mil soles solo en el traje y la banda. A eso, hay que sumarle también los gastos del viaje y estadía. No todos los integrantes pueden cubrir esos costos. Por eso, nos apoyamos y hacemos fiestas pro fondos, o vemos la manera de costear los gastos de todos”.
“Yo comencé a bailar porque me dio una crisis existencial. Vine a Puno a ver a mi familia y me topé con la Candelaria. Sentí que yo también debía bailar para acercarme más a mis raíces, mi cultura y compartir con mi familia estos momentos importantes”.
“Mi mamá me ayuda mucho, se levanta temprano, me ayuda a preparar el vestuario y a colocármelo. Siempre está atenta cuando desfilamos, porque necesitamos a una persona cerca que nos alcance agua o vea que estamos bien ya que a veces nos desmayamos por el calor o el sobre esfuerzo.”
"Hay un truco que usamos muchas de las que bailamos con tacos: ponemos hojitas de coca dentro del zapato, pues tiene el poder de adormecimiento y reducir el dolor. Además, cubrimos el interior con toallas higiénicas para que el cuero nuevo no nos haga daño. Igual nos duelen los pies, pero estos trucos hacen que las horas de baile bajo el sol sean más llevaderas".
"Antes, la falda era más larga. Con el pasar de los años se fue haciendo más y más cortita. Los caporales se van modernizando, dependiendo de la época. Por ejemplo, ahora usamos música moderna pero con ritmo de saya".
"El esfuerzo para llegar a bailarle a la Virgen en febrero es grande. Los ensayos comienzan desde abril, mayo, o incluso antes. Nos reunimos todas las semanas por algunas horas hasta sacar una nueva coreografía".
"Casi el 100 % de los participantes lo hacen porque le juraron algo a la “Mamita”. Si es así deben participar por lo menos tres años seguidos. Si algún año no pudieron participar porque pasó algo entonces dicen “fue porque la virgen no quiso y por algo fue”. La fe es un factor muy grande en nuestro grupo, cuanto más años pasas con nosotros más devoto te haces".
"El día del desfile y saludo a la Virgen de la Candelaria, pasamos frente a la Mamita, nos arrodillamos o van algunos representantes a saludarla directamente. Cada agrupación la saluda de forma distinta y le rinde un homenaje de fe, ese saludo también lo preparamos con meses de anticipación".