Identidad · 04 de Jul 2019
A media hora de la Plaza de Armas de Arequipa se encuentra el origen de todas sus construcciones: la Ruta del sillar.
Canal IPe
Casi todas las construcciones de Arequipa están hechas con sillar, es por eso que se le conoce como la Ciudad Blanca. Pero, ¿de dónde viene este material? ¿cómo se procesa? Para resolver a estas preguntas, la Red de Cortadores de Sillar ha abierto sus puertas a la Ruta del sillar para conocer mucho más acerca de su historia.
La ruta está ubicada en el distrito de Cerro Colorado, a donde se puede llegar de manera independiente o contratando algún servicio de guiado. Una vez en la entrada, podrás observar las gigantescas rocas blancas de donde se obtienen esos grandes ladrillos que luego servirán para construcción.
Actualmente comprende una longitud de 2 000 metros en total, abarcando las canteras en explotación de Añashuayco, Cortadores y la cantera virgen de Culebrillas. Además de los paisajes naturales, se puede observar el proceso de extracción, labrado y “megatallado” del sillar.
“Al día se pueden hacer hasta 90 ladrillos”, nos cuenta el señor Lucio. Él trabaja ahí hace 14 años y es que «no cualquiera puede venir a trabajar, es un trabajo que puede ser peligroso si no se conoce la mecánica», nos explica. Luego de procesar la piedra, esta quedará en forma de ladrillos, los cuales podrán ser adquiridos para la construcción de casas y edificios.
El origen de este material proviene de las cenizas de los volcanes. La mayor parte del material volcánico se deslizó desde Cerro Colorado hasta llegar al río Chili en Ucumayo, principalmente por las quebradas de Añashuaico.
El sillar arequipeño está constituido de fina ceniza volcánica y lapilli, que es la lava fragmentada por la explosión, también es poroso por los gases y aire atrapados. El nombre con el que ha sido denominado es Ignimbrita, sin embargo era un nombre muy difícil de recordar, por lo que se le pasó a decir sillar.
Después de avanzar unos kilómetros por la Ruta del Sillar se puede llegar a la Quebrada de las Culebrillas, la cual lleva este nombre por su forma serpenteante.
Este espacio sirvió de abrigo para los antiguos pobladores que transitaban de la costa a la sierra. Durante todo el trayecto se pueden observar una serie de petroglifos grabados en la piedra del sillar, los cuales fueron dejados por quienes transitaban ese camino.