SAQRA: Una forma distinta de contar la historia

¿Recuerdas cómo fue que aprendiste la historia del Perú?, ¿crees que hay una versión oficial de nuestra historia y una única forma de contarla? Hace unos días descubrimos Saqra Editores, una editorial cusqueña que desarrolla interesantes proyectos en los ámbitos de la cultura y las comunicaciones que buscan cuestionar la forma en que muchas veces entendemos la historia. Para Enrique Riveros, director de Saqra, lo más importante del trabajo de su equipo es que realmente viven la cultura y la cosmovisión del Cusco. Cada vez que trabajan en la publicación de un libro, una revista, un juego o un video, dejan de lado  la idea de que los libros son la única fuente para investigar y optan por buscar las historias en la música, el baile o la tradición oral de los pueblos cusqueños. Conozcamos un poco más sobre su trabajo.

Están trabajando en un nuevo proyecto sobre libros de historia para niños. Cuéntanos de qué se trata.

Hace poco publicamos dos libros sobre patrimonio que fueron trabajados junto a la Municipalidad Provincial del Cusco. Ahora, han iniciado un proyecto para implementar el curso de Historia del Cusco en las escuelas públicas de la ciudad y, como nosotros teníamos una propuesta relacionada al tema, decidimos trabajar juntos nuevamente. Desde el año pasado estamos investigando diferentes fuentes históricas (aparte de las bibliográficas) como la tradición oral, la música y las danzas para crear los libros que usarán los niños en las escuelas. Tenemos el relato histórico desde los primeros pobladores del Cusco, hasta el Cusco de hoy. Los libros han sido aprobados por la Dirección Regional de Educación para asegurarnos de cumplir con la currícula educativa. Además, tendrán una guía de mediación pedagógica para los maestros y serán interactivos. Es un trabajo difícil, pero ahí vamos.

También han creado un juego de mesa llamado Pukllaycusco, ¿cómo es?

Es un juego de mesa pensado para que los niños aprendan y conozcan el patrimonio cultural de Cusco mientras juegan y se divierten. En el tablero está dibujado el Cusco: sus distritos, monumentos, plazas, danzantes, comidas, rituales, etc. Participan 4 jugadores, que representan a cada uno de los suyos que conforman el Tawantinsuyo. Los niños tendrán que recorrer un camino de pruebas, aprendizajes y retos para llegar al Qorikancha y, casi al final del juego, tendrán un encuentro con el Yachaq, un sabio indígena que les enseñará los principios de la cultura andina. A los niños les gusta mucho, al terminar el juego siempre quieren volver a empezar y sí nos llama mucho la atención que se identifiquen tanto con el suyo al que representan.

“Vienes del Qollasuyo, tu conocimiento es el manejo y la relación con los animales, eres fuerte y hablas el aymara. Traes lana para el abrigo y alimentos del lago Titicaca de donde proviene tu energía. En el Qorikancha te esperan por tus dones de magia y sanación”.

¿Por qué crees que es una buena idea incorporar juegos a la enseñanza de la historia? 

No solo en la historia, sino en todo tipo de aprendizaje. La escuela tradicional se ha vuelto un poco aburrida para los niños y creo que un aprendizaje fuera del aula, basado en el juego y en las experiencias vivenciales ayudaría muchísimo. Creo que hay que romper el modelo de comunicación vertical y autoritario que se da entre “maestro” y “alumno”, donde el maestro es el dueño del conocimiento y el alumno el que no sabe nada y debe oír en silencio. Ahora les toca a los maestros investigar, jugar, explorar, leer junto a los niños y construir conocimientos. Tienen que ser sus cómplices  para descubrir el mundo y poder mejorarlo. 

¿Qué otras actividades realizan en la ciudad y qué otros proyectos tienen en mente?

Queremos ir por las distintas provincias de Cusco haciendo talleres de memoria y tradición oral, recuperar relatos históricos en las comunidades e investigar junto a ellas los relatos que no forman parte de la “historia oficial”. Creo que es importante reescribir nuestra historia desde cada comunidad, distrito, provincia y región del país. Incorporar a los libros la información que obtenemos de los informantes indígenas, artistas populares, artesanos, músicos y danzantes. Así podemos tejer un nuevo relato histórico peruano que responda mejor a nuestra identidad y sea mucho más diverso.

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