Música · 09 de Nov 2020
El dúo conformado por Luciana y Amaru se conoció en el colegio y después de muchos años de amistad presentan el tema “Carolina” en las plataformas digitales.
Difusión
Estaban en secundaria y la primera canción que cantaron juntos fue Muchacha ojos de papel de Luis Alberto Spinetta. Amaru Boluarte, siempre guitarra en mano y Luciana Arcila, la chica de la voz dulce, no eran los mejores amigos en el colegio, pero ambos encontraron en la música el motivo para acercarse. Aprovechaban los recreos para encerrarse en un salón y entonar temas en inglés y en español.
Así pasaron los últimos años de escuela hasta que cada uno tomó rumbos diferentes. La joven cantante se fue a estudiar publicidad a Inglaterra y él se quedó en el Perú para abrirse camino en la música. Transcurrió mucho tiempo hasta que volvieron a reencontrarse. En esa oportunidad, una guitarra los volvió a unir. Amaru necesitaba este instrumento para tocar en un concierto y recordó que su amiga del colegio tenía una que le podía prestar. Le escribió y la fue a ver.
Al verse, cantaron como si nunca hubiesen dejado de frecuentarse. La confianza y la química estaban intactas. Ahí supieron que sus talentos estaban predestinados para hacer algo grande. Y así empezó la travesía. Hoy conforman el dúo Túporaquí Yoporallá. Un proyecto musical que nació en las aulas del colegio, y que después de haber estado cinco años separados por el océano, se volvieron a juntar para seguir haciendo lo que más les gusta.
Ahora, con más experiencia en cuanto a sonidos, mezclas, armonías, géneros e instrumentos, lanzaron Carolina. Una canción cuya letra nos hace recordar a esas personas que te marcan en la vida y están presentes para siempre en nuestra memoria.
“El tema lo escribimos antes de la pandemia. Surgió improvisando un día que estábamos en el parque con una amiga. Cuando lo tuvimos listo empezó el estado de emergencia y ya no nos podíamos juntar. Luciana grabó la canción encerrada en el armario de su mamá y yo hacía los arreglos musicales en mi casa. En un inicio, que no hubiera conciertos por la crisis sanitaria nos detuvo a pensar si era apropiado o no lanzarnos a la escena musical. Sin embargo, creímos que había que acomodarse a las nuevas formas de hacer arte. Nunca lo vimos negativo, sino como una oportunidad. Además las redes sociales nos han ayudado mucho a que nos conozcan”, comenta Amaru a Canal IPe.
Aunque Carolina tiene una mezcla de sonidos andinos, los chicos de Túporaquí Yoporallá señalan que no pretenden encasillarse en un género específico. Lo que sí está muy claro para ellos es que tienen una identidad: son de muchos lugares y orígenes. En cuanto a sus gustos musicales, son muy diferentes. Mientras que Luciana prefiere escuchar cantantes en inglés como Adele, Amaru simpatiza más con la música en español. Entre sus favoritos se encuentran Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina, Facundo Cabral, Joan Manuel Serrat, entre otros.
“Cuando llegué a Lima desde Inglaterra Amaru me sumergió en todo ese mundo de intérpretes en castellano. Y me encantó. El hecho de que tengamos influencias musicales distintas enriquece mucho este proyecto. Aquí ninguno pretende convencer al otro de que te guste algo o no. Compartimos la música y nos inspiramos. Es por eso que al componer todo fluye de manera natural”, detalla Luciana.
Por estos días de confinamiento, la dinámica que tenían ambos músicos en el proceso de creación de un tema ha cambiado. Antes solían ir a la playa a improvisar, caminar por un parque o a cualquier lugar que los inspire. Hoy, solo se reúnen en alguna casa para grabar y afinar detalles. Consideran que el contacto físico es necesario y no puede ser reemplazado por un aparato digital. De igual modo, disfrutan cada momento al máximo y si pueden acompañarlo con una porción de tequeños, mucho mejor.
Tras el éxito que ha tenido Carolina desde su lanzamiento, hace pocos meses, los jóvenes talentos están muy felices y agradecidos con el público. Pero también con todo el equipo de trabajo que está detrás. La mezcla fue realizada por David Chang y el master por Francisco Holzman. Mateo Ledgard toca el bajo y Diego Carriquiry, el Charango. En cuanto a la producción del video, estuvo a cargo de los hermanos Alejandro y Saúl Api, amigos del colegio de Amaru y Luciana.
Los integrantes de Túporaquí Yoporallá aseguran que este 2020 no se va a terminar sin que lancen un tema más así que piden a los seguidores estar atentos a sus redes sociales de Instagram y Facebook. “El nuevo single mostrará una parte más íntima de nosotros. Vamos a innovar. Mostraremos que nuestra esencia es de diferentes matices”, agrega Luciana.
Con una canción próxima a estrenarse y con el proyecto más encaminado, ambos están de acuerdo en que esta aventura musical no hubiera sido posible sin la disciplina, las duras horas de ensayo y sobre todo sin el apoyo familiar. Así como ellos descubrieron su talento en el colegio, hoy Luciana con 22 años y Amaru con 23, aconsejan a los adolescentes a creer en ellos mismos. A luchar por sus sueños en cualquier camino que elijan y a rodearse de las personas indicadas. Que los apoyen, aconsejen y siempre quieran lo mejor para ti.
Si su camino está en la música, Amaru les recomienda que traten de construir una identidad propia. “Cuando una banda, solista o dúo tienen el norte bien todos caminan hacia un mismo fin. Así como nosotros, que a pesar de que somos distintos, somos de orígenes diferentes, ella de Lima y yo de Cusco, hemos sabido ser originales. Hay que valorar el talento peruano. Por años hemos querido imitar lo que hay en el extranjero, pero ahora creo que está cambiando. La idea es reconocernos, mirarnos en el espejo y aceptarnos. Solo así podremos hacer lo que nos nazca del corazón”, enfatiza el guitarrista.
Talento, frescura, constancia, disciplina y amistad definen a Túporaquí Yoporallá. La historia de dos chicos que demuestran a diario que si trabajas duro por tus metas y sueños, inevitablemente se harán realidad. ¡Apoyemos el talento nacional! Comparte esta nota con tus familiares y amigos para que disfruten de la canción Carolina, al ritmo del charango.