Otros · 05 de Mar 2019
Conoce la historia de tres eventos que se convirtieron en una ventana importante para proyectos emergentes.
Feria Cachinera
Conversamos con las fundadoras de tres de las ferias más importantes de la capital. A pesar de sus diferencias, estos proyectos nacen con un objetivo claro: dar a conocer los emprendimientos de jóvenes peruanos. Conócelas aquí:
Hace dos años, Ally Sobrados se juntó con Josua Bahamonde para crear la feria de sus sueños y desde entonces no han parado. La idea llegó a ellos porque no existía ninguna que llenara sus expectativas. Comenzaron alquilando el patio de un colegio barranquino, pero el espacio les quedó chico. Así fueron saltando de distrito en distrito hasta llegar a la explanada del Coliseo Dibós, en San Borja. De 52 stands pasaron a tener más de 100 y a llevar la feria hasta Trujillo y Arequipa.
“Lo increíble del internet es que funciona como un motor descentralizador. Gente de otras ciudades se enteraba de lo que pasaba en Lima y nos escribían para pedirnos que hagamos un evento allá”, cuenta Ally. En las tres veces que la feria ha salido de Lima, muchas marcas regresaron con las maletas vacías. La acogida fue tal, que gente de ciudades vecinas viajó solo para asistir. En ninguna de las ediciones participaron emprendimientos locales, pero la realización del evento ha inspirado a muchos visitantes a comenzar con sus negocios.
“Lo que caracteriza a nuestra feria es su originalidad. Tenemos un nicho. Los feriantes ofrecen productos que no vas a encontrar en otro lugar. Y para asegurarnos de eso, seleccionamos de forma cuidadosa a todas las marcas que nos acompañan”, dice.
También son conocidos por ser un punto de partida para muchas bandas independientes. A inicios de 2018 decidieron que querían dejar de ser una feria solo de venta y comenzaron a planear un lineup y otras actividades. Esa idea floreció y se convirtieron en un referente.
Para este año tienen planeado estar en Trujillo (Huanchaco), Arequipa, Cusco y Huancayo. En Lima preparan un festival para Halloween.
En 2010, Alejandra Dávila reunió toda la ropa que ya no usaba y junto a una amiga, organizó la primera edición de la Feria Cachinera en La Casa Recurso de Barranco con un aproximado de 20 marcas. La mayoría ofrecían ropa de segunda y un pequeño grupo era de diseño independiente, que recién comenzaba a desarrollarse en nuestro país. Su amor por lo retro la inspiró en estos primeros pasos. “Al inicio, yo vivía sola y tenía que ahorrar un montón, en todo lo posible. Es por eso que decidí ir a algunos mercaditos de pulgas y comenzar a reciclar ropa. Casi siempre la ropa más barata es la más antigua”, cuenta Alejandra. Pero para ella reutilizar objetos es más que lucir una prenda única, es también una forma de contribuir al cuidado del medio ambiente.
“Las personas han comenzado a dejar atrás sus prejuicios en torno a la ropa de segunda mano. Si en algo se diferencia nuestro proyecto es que desde el inicio hemos buscado generar conciencia en los chicos. Nos interesa que se den cuenta de la importancia de reciclar, reutilizar y de producir menos basura”, dice.
Si bien la feria ha revolucionado el consumo de prendas de vestir y accesorios con materiales reutilizables, también se ofrecen fanzines, libros, vinilos, mochilas, carteras, pines, entre otros artículos a precios bastante accesibles. Además, han visto que no solo es necesario generar un espacio de comercio sino también de cultura, lograr que la gente se vaya con una ganancia. Un visitante de esta feria podrá no solo conseguir objetos originales sino también aprender con los talleres que ofrecen y conocer nuevas bandas.
“Nosotros buscamos que exista una retroalimentación entre organizadores, grupos musicales y emprendedores. Que sea un trabajo integrado. Es gratificante ver cómo entre todos podemos promocionarnos para crecer”, dice. Una muestra de esto es que gracias a Jorge Infantas, vocalista del grupo arequipeño Los Chapillacs, pudieron llevar la feria a esa ciudad en 2014. En 2018 volvieron y aprovecharon también para visitar Cusco, haciendo realidad una de sus metas principales: descentralizar la escena. Las fechas en estas dos ciudades fueron un boom.
La Feria Cachinera ya superó las 70 ediciones. En el mediano plazo quieren llegar al norte y al espacio público, trabajar en conjunto con las municipalidades para usar locales en los que puedan dar talleres culturales y seguir apoyando a la comunidad emprendedora para acelerar su proceso de crecimiento.
La feria nació hace siete años de la mano de Carol Fernández y Fernando Castro (integrante del grupo de cumbia fusión La Nueva Invasión), una pareja que ya tenía un emprendimiento en marcha: una tienda de ropa independiente llamada Amapolay. Ellos soñaban en grande y querían crear un espacio que tuviera el mismo espíritu que su marca.
El camino no fue fácil, pero tampoco comenzaron a ciegas. Antes de lanzarse a levantar una feria desde cero, decidieron entender el funcionamiento de una por dentro y viajar mucho. “Gracias a nuestra marca participamos de varias ferias y tuvimos la oportunidad de organizar una grande en el María Angola. Los viajes también nos ayudaron, eso nos hizo descubrir que en países vecinos como Brasil (Curitiva) y Argentina (Palermo) ya existían formatos de ferias en espacios públicos”, cuenta Carol.
Ellos se dieron cuenta que para crecer más rápido iba a ser necesario crecer en colectivo. Su principal referente fueron los mercados. “Los mercados son parte de nuestra herencia cultural, nosotros pensamos, ¿por qué no crear un mercado alternativo, algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver?”, dice.
Pero optar por la gestión pública no ha sido nada fácil, aunque ha valido la pena. Estar en las calles les ha permitido darle visibilidad a las actividades culturales que realizan. “Una cosa es la convocatoria por redes y otra muy distinta es que alguien del barrio vea el evento caminando y se una. Solo así haces crecer a la escena local de verdad. Esta es la razón por la que muchas personas que hacen arte se suman a Perú Independiente”, explica.
La feria lleva más de 20 ediciones en Barranco, pero esta vez se mudarán a los Domos Art, en San Miguel. Ahí van a inaugurar el primer Mega Festival Perú Independiente, el 30 y 31 de marzo. Tendrán 30 bandas nacionales en dos escenarios, más de 100 marcas de productores o curadores locales, proyectos alternativos, talleres, conversatorios y zona para niños. Ellos esperan volver a Cusco pronto y hacer una primera edición en Trujillo.
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