Otros · 14 de Ago 2018
Una de las mejores maneras de reducir los riesgos de ser víctimas de violencia es hablando del consentimiento.
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Pocas veces hablamos sobre el consentimiento y los límites en los que construimos una relación por temor a alejar a nuestras parejas. Pero lo cierto es que mientras más compartimos nuestras ideas sobre el tema, nos volvemos más capaces de llevar una relación saludable con el tiempo.
¿Por dónde empezar? Primero debemos reconocer que el consentimiento es estar de acuerdo en participar en una actividad sexual, en conocer tus propios límites y los de tu pareja. Si no existe consentimiento, cualquier actividad se vuelve agresión sexual o violación.
Si alguna vez has tenido una experiencia que te ha resultado incómoda y que ahora te cuestionas si contó con consentimiento mutuo o no, la organización Planned Parenthood comparte algunas características que te ayudarán a aclarar tus dudas:
El consentimiento no es el resultado de presión, manipulación o influencia de drogas o alcohol.
No se trata de hacer las cosas que se espera que hagas, sino las que deseas hacer.
El consentimiento es específico. Que hayas aceptado hacer una cosa no quiere decir que estás aceptando ir más allá de lo que buscas.
Solo puedes haber consentimiento si tienes toda la información que necesitas. Si algo cambia durante una situación, quiere decir que no hubo consentimiento total.
El consentimiento es reversible. Eres libre de cambiar de parecer en cualquier momento, sobre todo si hay algo que no hace sentir cómodo o cómoda.
Nunca debe darse por sentado: el silencio no es equivalente al consentimiento y no solo es importante la primera vez que estás con alguien.
Cuando una situación no cumple con estas características, es importante saber conversar y analizar con detalle sobre lo ocurrido, ya que en general, las violaciones, agresiones sexuales y abusos sexuales son una forma de violencia en donde el consentimiento no existió.
Hablar de consentimiento no debería convertirse en una situación incómoda. Es importante alentar esta clase de conversaciones y prestar atención al lenguaje corporal de la otra persona.