Otros · 15 de Ene 2019
Tres personas que conviven con esta enfermedad nos cuentan cómo ser el mejor apoyo posible.
Unsplash / IPe
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren cerca de 800,000 personas a causa de la depresión. De hecho, el suicidio es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años. A pesar de estas cifras, la sociedad aún no sabe cómo lidiar con esta enfermedad. Muchos incluso no saben que se trata de una enfermedad como tal.
En canal IPe hablamos con tres jóvenes que conviven con ella para que nos cuenten su experiencia y nos den consejos sobre cómo actuar cuando amigos o familiares estén pasando por una crisis.
Soy una persona depresiva desde que estaba en el colegio, pero siempre pensé que era una etapa, hasta que todo se puso serio y tuvieron que internarme. Cuando el doctor me dijo que tenía depresión crónica estaba muy confundida porque no sabía que la depresión era una enfermedad.
Los años que vinieron fueron duros, pero creo que lo que más me afectó fue el trato de la gente. Mis papás, mis tíos, hasta en el colegio me prestaban más atención de la normal y cuando creían que no me daba cuenta, me miraban con pena y hablaban a mis espaldas. Me costó mucho voltear la situación y hacer que comiencen a verme como alguien fuerte por haber sobrevivido y no como un perrito herido. No quisiera volver a escuchar a nadie diciéndome “pobrecita, todo va a salir bien”.
Sofía, 19 años
La depresión no tiene una cara. Normalmente la pintan como una persona que está todo el tiempo llorando, metida en su casa y con un polera que le tapa la tristeza, pero no siempre es así. Tu compañero de trabajo que te sonríe todos los días de oreja a oreja podría estar sufriendo por dentro y no lo sabes.
Yo siempre fui una persona muy “feliz” y cuando los síntomas de la enfermedad se dispararon, me dio mucho miedo compartir todo lo que me estaba pasando con los demás. Así que me puse una máscara de felicidad y así viví durante varios años. Cuando mi mamá se enteró, lo primero que me dijo fue “pero si no te ves deprimido, hijito”. Luego mi psiquiatra me explicó que para la gente es difícil entender los dolores cuando no se ven.
Me gustaría que todos entiendan que si decimos que sufrimos es porque realmente es así. No tengo que hacer una escena para que me creas. No tengo que repasar uno a uno mis dolores para que intentes tener un poco de empatía. Nosotros solo queremos a alguien que esté ahí y ya. Ni siquiera tiene que hablar. Solo hacernos sentir que nos apoya.
Renzo, 31 años
Me diagnosticaron trastorno bipolar hace un año. De esta enfermedad se conoce muy poco en Perú y si has escuchado hablar de ella, probablemente haya sido en memes. Pero esos memes solo contribuyen a reforzar el estigma. Ser bipolar no es cambiar de opinión todo el tiempo. A eso se le llama indecisión o inmadurez.
Los bipolares tenemos episodios de depresión severa y manía. Lo que quiere decir que mi cabeza está saltando todo el tiempo entre la felicidad extrema y los pensamientos más oscuros. Cuando hice pública mi enfermedad (y mi dolor) con mis amigos y familia lo primero que me dijeron fue “¿por qué estás triste si tienes todo lo que quieres?"
La depresión y la tristeza son dos cosas muy distintas. El problema es que la gente las confunde todo el tiempo porque no está informada. Se habla muy poco de salud mental y ahí es cuando vienen los problemas. Uno se pone triste cuando se muere su mascota, cuando termina una relación o tiene un mal día. En cambio la depresión puede llegar en cualquier momento. Puedes tener el trabajo perfecto, un novio comprensivo y una familia que te apoya, pero en tu cabeza se está desatando la Tercera Guerra Mundial. No es algo sobre lo que puedes decidir. Tú no tienes el control. Lo tiene tu cerebro.
A todos los que han intentado hacerme sentir bien con sus consejos y a los que vendrán, les diría que los quiero mucho, pero que con la depresión no funcionan las charlas motivacionales. No necesitamos que nos entiendan, lo que necesitamos es amor, terapia y paciencia, mucha paciencia.
Carolina, 26 años
Recuerda que controlar la depresión es muy complicado y la persona afectada necesitará mucho tiempo y esfuerzo para sanar. Es importante que respetes su proceso y sepas que no va a mejorar de un día otro.
Si tú o alguien que conoces necesita ayuda pueden llamar a los siguientes números:
Infosalud: 0800-1-0828. Es la línea gratuita del Ministerio de Salud en la que resolverán todas las dudas médicas y psicológicas que tengas.
Instituto de Salud Mental Honorio-Hideyo Noguchi: 614-9200, anexo 1024.
Emergencias Policía Nacional: 105.
Alerta Médica: 261-0502.
Bomberos: 116.
El Teléfono de la Esperanza: 273-8026. Ofrece un servicio integral y gratuito de apoyo a las personas que estén pasando por una situación de crisis.
La Voz Amiga: 0800-4-1212. Es un servicio telefónico gratuito, confidencial y anónimo que busca ayudar a personas que estén pasando momentos difíciles.