Otros · 08 de Ago 2018
Descubre el trekking por el que muchos extranjeros llegan pero que muy pocos peruanos se atreven a realizar.
Promperú / Canal IPe
La idea de llegar a Machu Picchu caminando puede parecer una locura. La mayoría de los visitantes a una de las últimas ciudadelas incas prefiere llegar por tren y bus; sin embargo, en los últimos años el panorama ha ido cambiando y cada vez es mayor el número de aventureros que se atreven a dejar alma y corazón durante cinco días en un camino que acumula 75 kilómetros en total.
El camino de Salkantay o Salkantay Trek, como es conocido, es la alternativa más popular al tradicional Camino Inca. La ruta ha sido mencionada por la National Geographic en varias oportunidades y le ha dado gran fama a nivel internacional, razón que llama mucho la atención de los extranjeros pero de muy pocos peruanos.
Los mismos guías que tienen años trabajando en las montañas nos comentan que es muy raro ver a peruanos en este recorrido y les gustaría que eso cambie. Como dicen por ahí “primero hay que conocer lo nuestro”, así que si estás buscando una experiencia increíble para realizar en Cusco y eres de los que ama la naturaleza, Salkantay es para ti.
Desde el primer día los paisajes le quitan el aire a cualquiera. Se parte desde Cusco hacia el distrito de Mollepata para después ir a Soraypampa, lugar del primer campamento. Desde ahí inicia el primer ascenso hacia la ya famosa Laguna de Huamantay (4 200 msnm) con su imponente nevado de fondo y sus cristalinas aguas a sus pies. La caminata de este día es una aclimatación para el segundo día, considerado el más difícil y largo de todos.
“Si pasas este, ya puedes continuar tranquila el resto”, explica Carlos, el guía, antes de partir hacia el punto más alto del trekking: el Abra Salkantay a 4 600 msnm. Para llegar se sigue un empinado camino por cerca de 2 horas y media que desafía hasta al más experimentado, pero que con un paso lento y firme se logra superar. Una vez arriba, si el clima ayuda, se tiene una gran vista del nevado que le da nombre al recorrido. Tras una breve pausa y un pago a la tierra, preparas nuevamente tu cuerpo para descender hacia la ceja de selva.
El segundo día se caminan unos 20 kilometros. Durante esta jornada uno es testigo de una diversidad única de paisajes, ya que te despides de los Apus y de las frías temperaturas para darle la bienvenida a la densa vegetación que limpia hasta el último rincón de tus pulmones. Tras un largo día, el merecido descanso se hace en un centro de camping en Chaullay a 2 900 msnm.
Para el tercer día, las agencias ofrecen dos caminos. El primero nos lleva a caminar hacia Santa Teresa por la carretera – zona conocida como La Playa – y el otro es recorrer Llaqtapata, un sitio arqueológico que constituye parte del Camino Inca original. Si se opta por el segundo, hay que prepararse para un recorrido en subida de tres horas con eventuales lluvias y sol por los senderos que nuestros antepasados usaron alguna vez. La recompensa la tendrás en el punto más alto, cuando veas las montañas de Huayna Picchu y Machu Picchu desde atrás, un ángulo que pocos llegan a ver. Si querías relajo, al final del día lo tendrás en las aguas termales de Santa Teresa.
El cuarto día, nos dirigimos hasta la Hidroeléctrica y desde ahí hasta Aguas Calientes por la ruta de las vías del tren sumando algo más de 15 kilómetros. El sonido de las plantas y el río frente al ocasional paso del tren, te brindan un momento único. Al no haber más altura y subidas, el camino se hace más llevadero.
Tras pernoctar en un hostal local – la primera cama que verás en todos estos días –, el quinto día arranca a las 04:00 de la mañana para, bien ir a pie hacia la entrada de la ciudadela inca por medio de las más de 1 000 escaleras de piedra o tomar el primer bus para ver el amanecer desde la conocida Casa del Guardián. Todo depende de cómo se encuentre el cuerpo después de todos los días caminados. Recuerda que dentro de Machu Picchu hay mucho más por recorrer.
Llegar después de esos 75 kilómetros y ver la gran ciudad de piedra haciéndose campo entre las nubes, es una sensación indescriptible. Llegar por las vías tradicionales produce asombro, pero hacerlo por este camino te llena de una satisfacción y felicidad que rápidamente querrás compartir con todos tus conocidos. Los pies enlodados, la ropa mojada, las caídas y levantadas, notarás que todo valió la pena para llegar a la maravilla de la que todo el mundo habla.
¿Qué dices? ¿Te animas a desafiar esta ruta?
Llegar a Cusco unos tres días antes como mínimo para aclimatarse.
Llevar ropa apropiada: pantalones impermeables, calentadores, zapatos con buena tracción, gorros para el frío y el sol, medias de montañas especiales para actividades en exteriores (evitarán la aparición de ampollas), camisetas, poncho de lluvia y una buena casaca. Portar también una linterna.
Usar bastones de trekking para que sean de apoyo en las bajadas y subidas.
Contar con una bolsa de dormir resistente a frías temperaturas. En caso de no tener, puedes alquilarlo.
Armar un botiquín para cualquier eventualidad (mal de altura, dolores corporales, diarreas, indigestión y antiinflamatorios)
Llevar dinero en efectivo para comprar agua, alquilar los servicios higiénicos, pasajes adicionales y propinas al equipo que viaja – y cuida – de ti.
Empacar lo más ligero posible y lleva solo lo necesario. Serás tú mismo quien lleve el peso.
Encontrar una agencia de turismo que te ofrezca toda la seguridad y facilidades del caso. Puedes encontrar opiniones de usuarios en páginas como TripAdvisor.
Comprar los boletos de tren local con anticipación. Los peruanos pagamos S/. 10 por tramo por lo que suelen agotarse con facilidad.
Ir positivos y dispuestos a vivir la experiencia de la vida.