Otros · 17 de Jun 2020
El acoso sexual en nuestro país es un problema real. En esta nota te invitamos a reflexionar sobre este tipo de violencia que es más común de lo que crees.
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Que levante la mano la mujer a la que le han dicho alguna obscenidad caminando por la calle, a la que han intimidado por redes o a la que han incomodado en un micro (incluso con uniforme de colegio). Si hablamos de acoso, lamentablemente somos muchas, pero no estamos solas.
Según datos del proyecto Ciudades Seguras para Niñas, en el Perú 7 de cada 10 mujeres sufren de acoso sexual. En Lima, la cifra se eleva a 9 de cada 10. Pero eso no es todo, una investigación del Instituto de Opinión Pública PUCP reveló que los hombres se sienten mucho más seguros caminando por la calle que las mujeres.
Porque creemos que es importante visibilizar los testimonios de chicas que han sufrido acoso sexual, compartimos contigo algunos casos.
“Cuando tenía 12 años estaba en el transporte público con mi mamá y un señor se sentó a mi lado. Yo seguía tranquila hasta que me di cuenta que el sujeto comenzó a rozar su mano con mi pierna. Cuando volteé se hizo el dormido. Después volvió a tocarme. Lo único que pude hacer es cambiarme de asiento”.
“Pasó cuando tenía 17 años. Estaba caminando con mi mejor amiga, cerca de mi casa. En ese momento un tipo se puso detrás de nosotras y empezó a decirnos cosas horribles. Cuando lo encaré, me insultó y me dijo que me iba a arrepentir. Han pasado 10 años, pero sigo recordando ese momento claramente”.
“Pasé por tantas situaciones de acoso que llegué al punto de subir más de 30 kilos para evitar que me dijeran “halagos” o “cosas asquerosas”, pero no dejó de pasar. Ahí entendí que no era mi cuerpo o la ropa que usaba, eran ellos. No normalicemos el acoso, peleemos hasta el final por nuestro respeto, valoración y amor propio”.
“Soy odontóloga y ejerzo hace cinco años. No me ha pasado una vez, me ha pasado muchas veces. Incluso siendo odontopediatra he tenido que lidiar con los padres de mis pacientes acosándome todo el tiempo, invitándome a salir por WhatsApp, haciéndome miradas incómodas. Sé que mucha gente podrá decir, ¿por qué callaste? Debiste denunciar. ¿Saben por qué? porque ganaba muy poquito dinero y lo único que podía hacer era ponerme seria para no perder mi trabajo”.
“Tenía 11 años. Estaba camino al colegio y el transporte estaba bastante abarrotado. Era invierno. Tenía una casaca enorme. En ese momento sentí que la persona detrás mío se movía mucho. Al bajarme me di cuenta que tenía una mancha parte en mi pantalón y mi casaca. Estaba muy confundida. Recuerdo que no le conté a nadie, ni a mi mamá, solo atiné a llegar al colegio y limpiarme. Estoy sinceramente harta de todo esto. De que me siga pasando. De que los hombres que no conocen me saluden en la calle como esperando una respuesta, hombres que podrían ser mis abuelos, que se aprovechen cuando me ven sola”.
Cuando una víctima cuenta que ha sufrido de acoso sexual suele recibir comentarios como “ya supéralo” o “estás exagerando”. Pero no es tan sencillo como eso.
Según la OMS, la violencia sexual (en la que se incluye el acoso) es considerada como un problema de salud pública. Las consecuencias van desde ansiedad, depresión, hasta estrés agudo y crisis de angustia. De hecho, durante los primeros días, meses o incluso años, el trauma suele ser tan grande que impide a la persona hablar sobre sobre lo sucedido. ¡Por eso es que muchas denuncias no son automáticas!
Recuerda: nadie tiene derecho a tocarte ni hacer comentarios inapropiados sobre tu cuerpo. Si consideras que estás en una situación de peligro, pide ayuda psicológica o legal (el acoso sexual es un delito en nuestro país desde el 2019). Como primer paso puedes llamar a la Línea 100 de forma gratuita las 24 horas del día.
Si quieres más información sobre el tema puedes visitar las redes de la organización Paremos el Acoso Callejero.
¡No olvides que esto no es tu culpa, el acosador siempre será el verdadero responsable!