5 errores de los padres que dañan la autoestima en los niños

Cuando llegan los hijos a nuestras vidas, nadie sabe cómo ser padre. Solo somos conscientes que los amamos profundamente y queremos que sean plenos y felices hasta el final de sus días. Saber educarlos es, sin duda, una tarea complicada y no está libre de cometer errores. En nuestra meta de criarlos lo mejor posible, a veces tenemos actitudes que, sin darnos cuenta, van dañando los sentimientos y percepciones emocionales del pequeño. Una de ellas: la autoestima. 

Comparar, exigir, castigar y criticar, son algunas de las equivocaciones cotidianas en las que frecuentemente caemos los adultos y no nos percatamos en cuanto afectan a los menores. Aunque no lo creas, las palabras inadecuadas u omisiones de cariño pueden causar un daño muy grande en los chicos. Una postura, que, si no se corta de raíz, la cargarán como una mochila hasta que sean grandes.

Por eso, fortalecer la autoestima en los primeros años de vida es fundamental para que se sientan valiosos, seguros de sí mismos, queridos y acompañados. De lo contrario creerán que son incompetentes y tendrán poco amor propio. Si no quieres despertar estos sentimientos negativos en tus pequeños cambia de actitud. A continuación, te contamos algunos errores que cometen los padres y dañan la autoestima de los chicos ¡Toma nota y no te equivoques una vez más!

Comparación con los hermanos u otros niños

A veces los adultos creen que, si resaltan las virtudes y habilidades de los hermanos u otros niños, sus hijos cambiarán de actitud y mejorarán. Sin embargo, lo único que logran es despertar un sentimiento de envidia en el menor y de inferioridad ¿Recuerdas las veces que te han comparado y lo mal que te sentías? Pues, no cometas el mismo error. Las comparaciones, a veces, lejos de motivar al menor, los lleva a una profunda depresión o rebeldía porque piensan que están llenos de defectos y que nadie los quiere. Además, si estas comparaciones son en público, lo estarás humillando y destruyendo la autoestima.

Exigirles demasiado a nuestros hijos

Exigirles a los niños algo que está fuera del alcance de sus capacidades trae consecuencias negativas. A veces los padres creen que obligándolos a que sean excelentes y destacar en todo es lo mejor para ellos. Pero no es así. Al imponerles metas, lo único que logran es que los chicos se sientan frágiles, frustrados y con miedo a que si no cumplen con algún objetivo serán rechazados. Despertando, así un sentimiento de inseguridad y ansiedad.

No reconocer sus logros

¿Cuántas veces felicitas a tu hijo por hacer algo bien o por que sacó una buena nota en el examen? Hay padres que sí creen que reconocer los logros de sus pequeños es importante, pero hay quienes piensan que es irrelevante. Que al hacerlo bajarán la guardia y se sentirán seguros. Por lo tanto, ya no se esforzarán para la próxima vez que tengan que hacer algo ¡Grave error! Los pequeños necesitan constantes estímulos que evalúen su desempeño y para que continúen teniendo un comportamiento positivo. De niños, cada elogio, premio o reconocimiento potencia su autoestima y les da ganas de seguir aprendiendo.

Insultarlos o etiquetarlos

En ninguna circunstancia hay que utilizar un insulto para regañar a los chicos. Si quieres reprenderlos o criticar algo de su comportamiento decirles que “es un tonto” o “un desastre” no ayudará a que cambien de conducta. Al contrario, se sentirán ofendidos, incomprendidos y pueden llegar a pensar que de verdad no sirven para hacer nada en la vida.

Sacarle en cara un error

De los errores se aprende. El reto está en levantarse y seguir adelante. Todos nos equivocamos porque es parte del ser humano. Tanto padres como hijos cometemos errores y no está mal. Pero lo que no tiene sentido es que cuando los pequeños cometen una equivocación, los adultos se pasen toda la vida recalcándoles la falta y sacándoles en cara. Si eres de hacer eso, te contamos que esa acción no sirve para nada. Simplemente, deterioras su autoestima y cuando crezcan, serán unos jóvenes inseguros, incapaces de tomar una decisión por temor a equivocarse de nuevo.

¿Has cometido alguno de estos errores? Si lo hiciste es momento de cambiar de actitud. La corrección y la disciplina tienen como fin mejorar el comportamiento de nuestros hijos para hacerlos personas de bien y más seguras de sí mismas. No para desmoralizarlos y hacerlos sentir inferiores. Por eso, es una buena idea cuidar nuestro lenguaje con ellos, proponer soluciones en lugar de reproches y quererlos por sobre todas las cosas ¡Trabajemos juntos por una autoestima saludable!