Arte y repostería: la combinación perfecta

El lettering es el arte de dibujar letras bonitas. Esta es la técnica que Luana Sotelo plasma en cada una de las cajas de cartón que elabora a mano. Dentro de ellas, coloca chocotejas y alfajores de diversas formas y sabores. Dulces que también prepara desde la cocina de su hogar en San Martín de Porres. Ella muestra su talento en las redes sociales, donde tiene cientos de seguidores. A este emprendimiento, que salió a la luz en plena cuarentena por la COVID-19, lo llamó Lusaso Store en referencia a las iniciales de su nombre.

“Esta idea nació porque siempre me ha gustado preparar postres. Además, tenía más tiempo libre ya que por el estado de emergencia no podía practicar deportes como antes. Yo hacía karate, natación, gimnasia, ballet y voley, pero de pronto los entrenamientos quedaron postergados. Como soy una persona proactiva y no me gusta estar quieta, decidí juntar lo que me gusta hacer: el arte y la cocina”, comenta Luana a Chicos IPe.

Ella cuenta que aprendió a preparar deliciosos alfajores, entre otros dulces, por una receta que le enseñó una tía. Desde muy chica, Luana no solo observaba como la experta repostera hacía y decoraba tortas en masa elástica, sino que también la ayudaba. Años después, decidió sorprender a su familia con unos alfajores. Al probarlos todos quedaron encantados con el sabor y la animaron a empezar con un pequeño negocio. Chocotejas, chocomaní, chocopasas, chocoalmendras, chocoalfajores y los clásicos de manjar blanco son los que ofrece en su variada carta.

Creatividad sin límites

“Al inicio tenía miedo de hacer este emprendimiento y también me daba vergüenza. Luego lo fui pensando y mis papás me apoyaron desde el primer momento. Mi familia y yo preparamos con mucho cuidado y cariño estos dulces. En cuanto al lettering, estoy perfeccionando más la técnica. Para mejorar y hacer más novedades estoy llevando un taller de acuarelas. Creo que además de sorprender a alguien con unos ricos postres, también es un bonito detalle que reciban una caja con sus nombres escritos o con una frase que los anime”, comenta.

Tras la acogida que ha tenido el proyecto en redes sociales, Luana tiene muy claro que se debe a su esfuerzo y al buen trato que tiene con sus seguidores. A diario cuelga contenido compartiendo el proceso de elaboración de sus famosas cajitas de cartón con diseños personalizados. También, muestra cómo dibuja minuciosamente cada una de las letras con sus lapiceros de colores. Aprender el método le ha tomado horas de práctica y de ver tutoriales en internet. Como creadora de la marca, ella misma administra sus cuentas de Instagram, Facebook y TikTok, por supuesto con la supervisión de sus padres.

Entre este emprendimiento y las clases de colegio, la pequeña ha sabido organizarse muy bien. A pesar que diseñar y cocinar le demandan gran parte del tiempo no ha descuidado sus estudios. Afirma que le gusta aprender de sus profesores y estudiar mucho. De grande sueña con ser médico cirujano y espera continuar con el mundo de la cocina y el arte, porque es lo que la hace feliz. Otras actividades que la ponen contenta son escuchar música, jugar con sus amigas por internet, hacer historias en redes y disfrutar de un rico plato de carapulcra con sopa seca.

“Yo siempre me organizo. En mi agenda escribo mis prioridades y pendientes. Planeo mis días y semanas. Eso sí, siempre me tomo un tiempo para contestarle a mis seguidores porque sus palabras me motivan para continuar creciendo. Gracias a mis contactos y el contenido que cuelgo en internet, varios deportistas y personajes de la televisión han podido degustar de mis chocotejas y alfajores. Eso me llena de satisfacción”, detalla Luana.

Mi familia, mi equipo

Talento, creatividad, buena energía y empatía es lo que desborda esta niña a su corta edad. Reconoce que el apoyo de la familia ha sido muy importante en esta aventura. Un proyecto que además de ofrecer exquisitos dulces, ha reforzado el vínculo fraternal con sus padres, hermano, abuelos y tíos. Luana nos deja el mensaje de creer en uno mismo. De atrevernos a probar algo nuevo sin miedo y el valor del trabajo en equipo.

“Las personas al ver en redes sociales lo que hago y ofrezco, piensan que detrás de todo eso hay un adulto y no una niña de 12 años. Por eso digo que nada es imposible y les aconsejo a los padres que apoyen a sus hijos en todo lo que ellos se propongan. Hay que tener actitud y empeño. Sino arriesgas no ganas. Yo me siento tranquila porque me atreví a empezar en los negocios. Además, estoy rodeada de gente que quiere lo mejor para mí”, enfatiza.

Al terminar la entrevista, Luana nos despide con la sonrisa que la caracteriza. Debe regresar a clases virtuales. Se despide y se va con su agenda rosada, donde no solo apunta las actividades del día, sino también remarca con sus lapiceros de colores los sueños y objetivos que espera cumplir en la vida. Ella tiene claro que el cielo es el límite.

¿Qué te pareció su historia? Si quieres saber más sobre esta pequeña y su emprendimiento no dejes de visitar sus redes sociales.