Padres · 26 de Sep 2017
Practicar senderismo con los chicos no es tarea imposible.
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¿Quién no ha pensado en pasar un día rodeado de naturaleza? Pensemos por un momento en cataratas de aguas cristalinas, lomas con vistas espectaculares, ríos sobre los cuales podemos darnos un buen chapuzón o simplemente algo diferente a lo que vemos en nuestro día a día.
Sin embargo, estos lugares no siempre están cerca de donde vivimos y la única manera es llegar ahí caminando una distancia, es decir hacer trekking o senderismo. Si alguna vez pensaste embarcarte en esta aventura, te contamos que también es posible hacerlo en familia.
Para aclarar todas tus dudas, conversamos con Edward Saona Canchalla, profesional en Educación Física y fundador de Club de Mochileros Perú.
Definitivamente sí. En realidad, lo que aconsejo es que esta actividad se vea como un medio formativo e integrador de la familia. Toda experiencia vivida en la naturaleza es un gran transformador en las personas. Cuando uno está en la montaña puede sentirse solo, pequeño, vulnerable y, a la vez, capaces de todo. Se generan vínculos afectivos muy fuertes con las personas que uno la comparte; por ello, la iniciación en el senderismo para los niños debe hacerse con la familia.
Hemos tenido niños desde los 4 años, quienes ya habían caminado con sus padres rutas sencillas, desde luego. La experiencia fue muy grata y todos la pasamos muy bien. Lo aconsejable es iniciar desde los 6 años ya que es una edad en la que pueden entender mejor su entorno y tener conciencia de sus propios cuerpos.
Primero ver que el lugar sea seguro, sin abismos u otros riesgos. En todo momento se debe mantener un diálogo con ellos, que escuchen las palabras del guía, que sepan que están en la naturaleza, que hay un orden y cuidados que se deben seguir. Evitemos decirles “no hagas eso” o “eso no, quieto”, ya que nuestra labor en la montaña, más que ser un juez, es ser el guía y su protector, dejando que los chicos exploren y descubran por sí solos.
Tener en cuenta que se deben hacer pausas para descansar. Elijamos un itinerario sencillo para evitar demoras o que nos coja la noche sin preparación.
Empacar una gorra, bloqueador solar y un cambio de ropa por si se moja o ensucia más de lo debido, algo muy normal.
El niño debe saber distinguir las señales de su cuerpo como saber cuándo desea tomar agua o comer sin imponerle. Es importante llevar hidratación (nada de gaseosas, bebidas de colores o muy azucaradas), frutas o comidas caseras. Evitemos snacks, comida chatarra o alimentos de mucha grasa.
Reforzar la idea de cuidar la naturaleza y no botar basura.
Llevar un botiquín básico con medicamentos, gasas, esparadrapo, cremas para quemaduras o picaduras de insectos.
Cargar siempre con una cuchilla, linterna, silbato y manta térmica de emergencia por seguridad.
Prestar atención al parte meteorológico para saber si lloverá o no.
La montaña enseña, une, es un espacio en el que caminar al lado del otro ya fortalece y crea vínculos afectivos. La montaña es el mejor espacio para enseñar sobre la vida, el respeto a la vida y a uno mismo. Si deseas que tu hijo crezca teniendo una mirada amplia a la vida, fortaleciendo el amor de familia y generándole recuerdos que le quedarán para toda la vida, camina con ellos en la montaña. Se enseña con el ejemplo y con amor.