Cuéntale a tus hijos tus propias historias

Padres · 27 de Ene 2020

Cuéntale a tus hijos tus propias historias

Todos tenemos historias que contar. ¿Por qué no compartirlas con los chicos?

Cuéntale a tus hijos tus propias historias

Canal IPe

¿Recuerdas la vez que rompiste la ventana de tu vecino jugando pelota? ¿O cuando te caíste bailando en una actuación escolar? ¿O la vez que ganaste el concurso de poesía? ¿Por qué no eliges alguna o varias de estas historias para compartirlas con tus hijos?

 

Muchas veces creemos que para imponer respeto o disciplina tenemos que distanciarnos un poco de ellos y hacerles creer que somos “perfectos”. Pero en realidad, ellos necesitan sentirnos cercanos y humanos, para no tener la presión de hacer todo bien a medida que crecen. 

 

Una forma sencilla de lograrlo es contándoles historias de cosas que nos pasaron cuando teníamos su edad. ¿De qué otra manera puede beneficiarlos esta pequeña actividad? Aquí te lo decimos:

 

1. Podrán escuchar palabras que no han oído antes, aumentando su vocabulario. Eso les ayudará a tener más soltura al hablar y expresarse mejor por escrito. 

 

Cuéntale a tus hijos tus propias historias

 

2. Desarrollarán su pensamiento crítico, mejorando su habilidad para investigar, resolver problemas, reflexionar sobre diversas situaciones que ocurran en su día a día y mantenerse siempre curiosos. 

 

 

3. Obtendrán los mismos beneficios que si les lees un libro porque las historias también tienen estructura narrativa: un comienzo, un intermedio y un final. Siendo un gran ejercicio para estimular su imaginación y fomentar su creatividad. ¡Pronto podrán contarte a ti sus propias historias reales o imaginarias! 

 

4. Fortalecerán los lazos familiares, sintiéndose más tranquilos, a gusto y en confianza para avisarte cuando tengan algún problema. 

 

Cuéntale a tus hijos tus propias historias

 

5. Te conocerán más y podrán identificarse contigo de una forma diferente, generando empatía y aprendiendo que existen varias formas de enfrentarse a sentimientos como el miedo, la alegría, la culpa o la tristeza. 

 

 

Ahora que ya lo sabes, date un tiempo para sentar a tu hijo a tu lado y compartir parte de tu vida con él. No valen las excusas. ¡Les aseguramos que se van a divertir!

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 De ningún lado del todo y de todos lados un poco

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