¿El dictado ayuda en el aprendizaje de los niños?

Por mucho tiempo, el dictado fue uno de los recursos más tradicionales utilizados por los profesores para enseñar al niño a mejorar su ortografía. Memorizar el banco de palabras que te daba el educador y luego que debas escribirlas exactamente igual en una hoja de papel, sin duda, funcionó con nuestros abuelos, padres y hasta con nosotros mismos, en los primeros años de estudio.

Si bien fue y es una herramienta muy funcional para potenciar la memoria, el continuar aplicando o no esta metodología está en discusión. Para algunos especialistas, los dictados no garantizan que el menor sepa cómo escribir correctamente y no lo ayuda a desarrollar su pensamiento crítico. Al contrario, como diríamos coloquialmente, lo lleva a aprender las cosas de paporreta, además de infundir miedo y presión sobre el niño o niña. 

Con 24 años de experiencia dedicados a la docencia infantil, la profesora Celinda Bautista Anticona ha sido testigo de cómo el dictado ha sido una práctica útil para muchas generaciones. Pero, asegura que, si funcionó en el pasado, ya no tiene los mismos resultados en el aprendizaje de los alumnos en el presente. 

“El profesor de este siglo ya no puede quedarse en los dictados para que los estudiantes mejoren su ortografía. La tecnología avanza a pasos agigantados, las herramientas cambian, los chicos ya no son los mismos de antes. Ahora son más activos, despiertos y críticos. Por eso, como docentes debemos modernizarnos y realmente preocuparnos porque ellos aprendan. Por ejemplo, en un dictado se aprenden un conjunto de palabras de memoria, pero si el orden de una ya no saben qué hacer. Para mí una manera de enseñarles a escribir es mediante la lectura”, comenta.

Leer para aprender

Leer historias, formar oraciones y crear cuentos, son los recursos que esta profesora emplea para que sus estudiantes aprendan a escribir. Además, asegura que estas metodologías despiertan más el interés de los pequeños por adquirir nuevos conocimientos. Ella recomienda que, si los alumnos tienen dificultades en la gramática, se le debe dar seguimiento y mediante estrategias lúdicas corregir el error. Una manera puede ser haciéndoles deletrear en voz alta la palabra o formando acrósticos. Así, se van a ir familiarizando con las letras que la conforman.

“En mis clases no utilizo dictados con mis estudiantes. Hay profesores que se han quedado con eso y piensan que les va a funcionar siempre. Yo les propongo que afiancen la ortografía a través de los cuentos y otras obras literarias. Cuando les pido a los niños que lean, no les digo que luego les voy a hacer una pequeña evaluación para que no se sientan presionados y obligados a memorizar. Antes, cuando sabían que iba haber un dictado les producía temor. Si desaprobaban, peor. Lloraban y hasta se traumaban. No querían ir a clase nunca más. Yo no quiero que mis alumnos tengan esos sentimientos negativos, sino que tengan ganas de estudiar”, detalla Celinda.

A veces, no es la complejidad del tema lo que hace difícil que los pequeños aprendan, sino la manera en que se les enseña. Los responsables de la educación de los niños no solo son los maestros sino también los padres de familia. Ellos deben de estar informados sobre las metodologías que utilizan los maestros para poder replicarlas en el hogar. 

Según la especialista, a veces los adultos solo recurren a los dictados para ayudarlos en ortografía o utilizan métodos equivocados cuando se trata de enseñarles a sumar o restar. Una manera de evitar estas situaciones es que los educadores estén en constante comunicación con la familia para capacitarlos en los nuevos sistemas de estudio. Solo así le dirán adiós al tradicional dictado para evaluar su escritura.

Si quieres que tu pequeño mejore su ortografía, ya nos explicó la profesora que existen varias herramientas para lograr ese objetivo. Entre las principales, está la lectura. Haz que tus hijos se motiven a través de las historias y así se familiaricen con todo un universo de palabras. Todos los niños tienen potencial e inteligencia, solo que van a diferentes ritmos. A unos les cuesta más que a otros, pero es una misión de los maestros y los padres acompañarlos en este proceso de aprendizaje. Recuerda innovar, tener paciencia y buen humor.