Padres · 16 de Oct 2017
Te contamos cómo la educación musical puede potenciar el desarrollo de los chicos.
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La oímos, la cantamos y hasta la bailamos. No cabe duda que la música está muy presente en nuestro día a día y, por tanto, es inevitable que también sea parte de la vida de los chicos. Pero, ¿alguna vez pensaste en ella como algo más que diversión para ellos?
La educación musical es muy importante para el desarrollo de los chicos ya que no solo les permite crear una gran melodía, sino que también les ayuda a fortalecer sus habilidades blandas y desarrollar competencias que les quedará de por vida.
“La música nos ayuda a desarrollarnos a nivel personal. Para mí, en un primer momento, es un canal de expresión emocional y corporal. Desde lo cognitivo desarrolla el oído interno y externo, la memoria, la atención, concentración, habilidades matemáticas (estructuras, patrones, secuencias) o lingüísticas. A nivel socioemocional fortalece competencias y habilidades como la creatividad, el autoestima, el autocontrol, entre otras”, nos dice Pablo Guerrero, profesor de música de La Tarumba.
Aprender música hace que los chicos sientan más confianza en sí mismos al verse capaces de tocar acordes en una guitarra, les enseña a ser perseverantes mientras tratan de sacar el ritmo de una canción en la batería y da importantes lecciones sobre la dinámica del trabajo en equipo, lo que también les hace ser más empáticos con sus propios compañeros.
“Lo más difícil de enseñar es la valoración del instrumento, captar su atención frente a los diferentes lenguajes que puede aprender mediante la música. En una edad temprana el niño crea música sobre todo con la imaginación —nos dice el músico y profesor, Amador “Chebo” Ballumbrosio—. Los instrumentos más adecuados para iniciarse son los de percusión, bongos, panderetas, cajón, maracas, metalófono o xilofón”.
La música es, ante todo, un medio de expresión universal que no distingue de edades o ninguna otra condición, algo que la hace estar al alcance de todos. Esta es una de las grandes maravillas de embarcarse en una aventura musical: no requiere experiencia previa. El truco está en cómo nos acerquemos a ella y la manera en que llevemos las clases.
“La mnemotecnia musical es una técnica que consiste en crear frases y textos lúdicos para acercar a los niños y niñas a las figuras, ritmos y patrones básicos de la música. Además se les da la libertad para que ellos y ellas puedan ser parte de la creación de dichas frases. Así se sienten más cómodos y recuerdan mejor”, nos explica el profesor Cristhian Atapaucar.
Cristhian también nos aclara que este método es llevado a la práctica con la ejecución del instrumento. Gracias a esto, varios de sus alumnos han podido tocar y cantar músicas creadas por ellos mismos en cuestión de semanas…¡Y frente a un público!
Pablo y Chebo, por su parte, nos hablan sobre la importancia del ritmo biológico o interno de cada niño y cómo este puede evolucionar con juegos y dinámicas que hagan despertar sus estímulos de forma natural y divertida.
Lo que resta en este proceso de aprendizaje ya se da en casa. Ayudarlos a practicar sus canciones y ser su soporte cuando más lo necesiten es una gran forma de mostrarles nuestro interés por su nuevo talento, lo que creará un vínculo muy especial entre todos en la familia.
¡Preparen los aplausos que una estrella puede estar por nacer!