Padres · 03 de Jun 2020
Los hechos traumáticos pueden tener mucha influencia en el futuro. En esta nota te contamos cómo.
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Muchas personas no son conscientes de la influencia que pueden tener las heridas emocionales de la infancia en la vida adulta. Peor aún si esas heridas son producto de hechos traumáticos.
Pero la verdad es esta: lo que pasa en los primeros años de vida define gran parte del futuro, porque es ahí donde se forman las bases de la personalidad.
En esta nota de Chicos IPe conversamos con la psicóloga María Alejandra Álvarez, para saber cuáles son las principales heridas que dejan secuelas en niños y niñas y cómo podemos hacer para evitarlas.
Antes de ahondar en el tema es importante que conozcas este concepto. Según la especialista, las heridas emocionales varían en función a la persona, pero en todos los casos son situaciones que generan dolor y que afectan al desarrollo.
Ella explica que muchos niños en su momento no se dan cuenta del tamaño del trauma hasta que pasa el tiempo, por eso es importante que este sea tratado en su momento.
Ojo: estos episodios no se borran, se quedan en el inconsciente e influyen en las emociones y acciones futuras.
Estos son algunos ejemplos de las heridas emocionales más comunes:
Miedo al abandono. Los niños que pasan mucho tiempo solos o que son rechazados por sus padres corren el riesgo de convertirse en adultos con inseguridades y dependencia emocional.
La humillación. Esta es otra herida que se suele arrastrar hasta la adultez. El bullying, sumado al maltrato, puede producir tendencia a la depresión y baja autoestima.
La violencia. Un entorno familiar violento también influye mucho. Existe una alta probabilidad de que los hijos que crecieron con violencia sean padres violentos en su futura familia. Los patrones se repiten.
Si queremos adelantarnos y prevenir que nuestros hijos crezcan acumulando heridas emocionales, es importante observar nuestros pensamientos antes de que se conviertan en acciones.
Hay muchos comportamientos negativos que se transmiten de generación en generación. Estemos atentos para saber qué podemos cambiar antes de que afectemos a los niños de forma permanente.
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