Padres · 01 de Mar 2018
Empoderarlos y educarlos es parte de nuestro deber para evitar que vivan situaciones de peligro.
Canal IPe
La situación de violencia infantil que actualmente viven miles de niñas y niños en nuestro país ha llegado a índices inaceptables: De acuerdo al Ministerio de la Mujer, durante el 2017, se reportaron 3 117 casos de violación sexual, de los cuales el 47% eran niños, niñas y adolescentes.
Más allá de las acciones que el Estado pueda tomar en cuanto a políticas educativas o medidas jurisdiccionales, hay algo que desde nuestro rol como padres de familia o tutores podemos hacer en casa para hacer frente a esta situación: hablar de sexualidad.
Es por eso que buscamos a César Cortéz, psicólogo responsable del programa de jóvenes de la ONG Inppares, quien nos ayudó a entender la importancia de este asunto.
“(Hablar de sexualidad) es construir herramientas para que los niños y niñas puedan enfrentar situaciones, es empoderarlos para que se quejen de acciones con las que no se sientan cómodos. Algunas personas creen que la sexualidad es solo el contacto sexual o el enamoramiento; pero hablarlo también es tocar el autoestima y la toma de decisiones”, resalta Cortéz.
Según su experiencia en charlas y consejerías familiares, Cortéz ha podido notar que gran parte de esta generación de padres no ha recibido una apropiada educación sexual, lo que no les ha permitido desarrollar habilidades o herramientas sobre cómo tratar la sexualidad con los chicos. El problema radica en que si no lo hacemos nosotros, otros lo harán y no precisamente con buenas intenciones.
Además, de acuerdo con la Defensoría del Pueblo, el 70% de los casos de abusos sexuales son perpetrados por familiares directos o indirectos, vecinos o amigos de la familia, es decir, por personas que pertenecen a los primeros círculos de confianza del niño, niña o adolescente, por lo que hay que saber a qué nos enfrentamos.
“Este nivel de confianza que los niños y niñas ponen hacia esas personas los hacen aceptar invitaciones, un traslado, un producto o una especie de acuerdo. Es aquí donde los padres tienen que hablar y comunicar para que no les sea tan fácil acceder y tolerar a estas situaciones”, aclara el psicólogo.
Si queremos hablarles de sexualidad desde pequeños, César recomienda empezar las conversaciones en el momento del baño. Se debe dejar en claro que en un momento tan privado como ese, solo ciertas personas están autorizadas a realizar el proceso del lavado o el enjabonado y repetir ese mensaje cuantas veces sea necesario para que lo puedan asimilar, aprender y comprender.
En ese momento, según sugiere el especialista, es cuando debemos empezar a llamar a los órganos sexuales por su nombre. Decirles que se llaman pene o vulva hará que la comunicación y la confianza alcancen otro nivel ya que, según nos cuenta, hay muchas niñas y niños que crecen pensando que sus genitales son “prohibidos, sucios, sobre los que no se puede decir o hacer nada”. La carga negativa que se genera en estas palabras es identificada por el abusador, quien aprovecha la situación para tocar las partes privadas de los chicos sabiendo que no los acusarán o confesarán el hecho por pura vergüenza.
Para César hay muchas oportunidades para poder iniciar una conversación sobre sexualidad. Una de ellas es cuando vemos televisión en familia.
“Las noticias de lo que está pasando, las novelas con situaciones que normalizan la violencia o programas que tienen temáticas relacionadas a la sexualidad son un punto de partida para conversar, pero los padres y madres no lo identifican como tal – comenta –. Es un momento para hablar de qué tan cercanas pueden ser estas escenas que vemos en la televisión y lo que podría pasarles”.
Tenemos que entender que no somos culpables de lo que está pasando, pero sí los responsables. El Estado, la escuela, el hogar y la propia sociedad tienen que actuar juntas para complementar el círculo educativo integral que reciben los chicos.
Todos los hogares son distintos. Ya sea por trabajo u otra responsabilidad, muchos estamos fuera la mayor parte del día, pero es importante reflexionar sobre cómo nos comunicamos con nuestras familias.
“Si no pueden o no tienen el tiempo, hay que buscar ayuda. Si dices ‘yo no puedo porque no fui criado de esa manera’, ‘no puedo hablar de sexualidad’, lo comprendo. Pero se tiene que buscar a profesionales o espacios donde puedan informarse y construir estratégicas de cómo abordarlo y hablarlo con ellos”, explica César.
Inppares cuenta con un registro de experiencias positivas en la que no se necesitan 24 horas para formarlos o empoderar a los chicos y chicas. Si el mensaje es claro y directo, los cambios saltarán a la vista.
Entremos en contacto con los chicos y eduquémoslos para que así sean ellos quienes, bien informados y empoderados, sean sus propios defensores.