Padres · 19 de Jun 2017
El voluntariado familiar es más que invertir unas horas durante el fin de semana.
Victor Sánchez
Pensar en actividades para realizar con los chicos durante el fin de semana puede resultar un desafío. Llevarlos a pasear, salir a jugar al parque o ver películas en casa pueden ser las primeras opciones que crucen por nuestra mente, pero hay una que puede enriquecer aún más el tiempo que pasamos con ellos.
El voluntariado familiar consiste en realizar una labor social junto a los chicos durante unas horas en el día. Además de reforzar los lazos de relación en casa, esta actividad también los puede ayudar a tener más conciencia sobre su propia realidad, generar reflexiones sobre su entorno o desarrollar un compromiso con la sociedad desde pequeño.
Las habilidades blandas también juegan un rol importante. Hacer este tipo de voluntariado también les dará la oportunidad de ponerse en el lugar del otro y empezar a entender los diferentes contextos sociales, así como aprender a sociabilizar con otros niños y mejorar sus habilidades de comunicación.
Un ejemplo de todo esto es la iniciativa “Juguete Pendiente Kids: The Backyard”, un proyecto que busca que las familias con niños entre los 5 y 12 años se involucren en bien social con otras familias que se encuentren con algún tipo de vulnerabilidad socioeconómica.
“Con este programa, los niños, quienes son nuestros principales protagonistas, empezarán a conocer otras realidades a través del juego del compartir y de la reflexión de una manera orgánica y natural para que la ayuda social se vuelva algo importante en sus vidas”, nos dice Vanessa Vásquez, miembro del equipo de Juguete Pendiente.
La idea, según nos cuenta, nace de los Clubes Estudiantiles que la misma organización tiene en distintos colegios y en donde chicos de 13 años en adelante realizan voluntariado. Ante la pregunta de muchos de ellos para traer a sus hermanos menores y de los mismos padres de familia, es que decidieron abrir un programa orientado al trabajo en chicos más pequeños.
“La experiencia no solo fortalece al niño o padre como individuo sino también como una familia, ya que les permite enfrentar juntos una nueva realidad, un nuevo concepto de lo que es la ciudad realmente, de hacerlos interactuar en un lugar neutro donde ambos tienen que dar lo mejor de sí y de corazón en favor de los beneficiados de esta actividad”, finaliza Vanessa.
Pero la iniciativa también puede nacer de nosotros mismos. Si la escuela a la que asisten tus hijos requiere de ayuda para realizar una actividad, intenta hacer un tiempo en tu agenda e inscríbete junto a ellos para afianzar el compromiso con el espacio que comparten todos los días con sus amigos.
Asimismo, no hay que esperar que una emergencia suceda en el país para despertar nuestro espíritu solidario. Organízate con vecinos del barrio y junten ropa u otros artículos básicos para donarlos a iglesias o albergues de ancianos o niños. Haz que los chicos participen de todo el proceso para que puedan llevarse una gran enseñanza sobre ayudar a los demás.
¡Hagamos que nuestros chicos empiecen a ser el cambio que queremos ver en el mundo!