Aprende mi nombre, Niño…
No me llames amarillo..
¡Es tan dulce mi nombre indio!...
El de mi quechua nativo…
Color de retama y trigo…
Color de mi valle andino…
Anda, dime jalhuashpinsho,
pajarito en oro vivido…
Ni un solo plumón distinto:
enteramente amarillo.
Pero dile en quechua, dilo,
que en español no es lo mismo.
Y en mi canto lo repito:
Jalhuashpinsho… jalhuashpinsho…
Porque yo, un pajarito indio,
me cristianice contigo.
Todo, todito amarillo
también a tu lado, Niño…
Es una poeta peruana, aún poco reconocida. En palabras del crítico literario Ricardo González Vigil, heredera del romanticismo, del modernismo y postmodernismo, su poesía se aleja justamente de la “trascendencia mística” de sus contemporáneos. Desde 1968 vivió en México y mucha de su obra aún queda inédita.